miércoles, 14 de diciembre de 2011

Hasta que se me caigan los dedos.

Te escribiré sin parar hasta que se me caigan los dedos, a ver si en el afán de describir con palabras lo que siento por ti te materializas, te presentas ante mí y me obligas a parar con un beso. Entonces y sólo entonces me alejaré de la escritura para perderme en ti hecho realidad. Entonces y sólo entonces recorreré tu cuerpo saboreando cada palabra.

Cuando seamos libres.

Cuando seamos libres

dejemos de esperar primaveras,

olvidemos tierras muertas

y tiempos difíciles,

reiré contigo a pierna suelta

sin importar lo que venga.

domingo, 11 de diciembre de 2011

Pienso en ti.

Pienso en ti en cada momento. Rellenas todo vacío en mi vida. Ahora tengo una razón por la que sonreír, aunque no sepas nada, aunque no intuyas nada. Porque todo esto me está sucediendo a mí, me está cambiando por dentro, sin hacerte partícipe de tanta felicidad. Pero no lo dudo, pronto te lo haré saber, pronto te diré que me has renovado, que te admiro, te llevo dentro, eres parte de mí, te quiero. Porque no sé cómo ha podido llegar a suceder, pero así ha sido y así es. Me gustaría poder tenerte en este mismo instante a mi lado para susurrarte muy bajito todo lo que me has cambiado aún sin quererlo, sin porponértelo. Y parar el tiempo y besarte y darte cada gota de mi vida en cada beso. Porque aunque no lo sepas, porque aunque no lo creas, TE QUIERO.

martes, 6 de diciembre de 2011

Culpable.

No puedo dejar de culparme por haber dejado que esto llegara tan lejos. Poco a poco me he ido enamorando sin saber por qué. Todo es perfecto en mi cabeza. Ambos somos felices. Sin embargo es demasiado evidente que no ocurre lo mismo en la realidad. Que algo nos separa. Que se nos hace difícil romper la barrera. Quizá todo fuese más fácil si me alejara de ti para siempre, si lograra expulsarte de mi mente y rellenar tu vacío con un recuerdo aún más vívido. Quizá así podría liberarme de este imposible enfermizo del que sólo yo soy culpable.

viernes, 2 de diciembre de 2011

¿Cómo puedo convencerte?

Dime por favor cómo puedo convencerte de que eres grande, de que eres importante para mí, de que te mereces una vida plena, de que eres un ser espléndido, de que sufriendo tú sufro yo, de que algún día, cuando dejes de verlo todo negro oscuro, te reirás de tus miedos, tus fracasos, tus errores, tus desilusiones y pisarás tus límites para echar a volar y ser libre por fin, de que arderás para renacer de tus cenizas y ser lo que siempre quisiste. Dime cómo puedo hacer para que entiendas que todo lo que te digo es sincero, mi mejor consejo, mi mejor lección, la que yo misma he aprendido y sigo aprendiendo y quiero compartir contigo ahora que empiezo a entenderlo, a conocer sus efectos. No huyas, no te sometas, que no te supere la situación, que no te doblegue. Cúrate de esa pesadumbre que te atormenta y engrisece. Apóyate en mí, en ti. Y cúrate. Vuelve a ser quien fuiste o mejor. Eres un ser en potencia y quiero ser testigo de tu metamorfosis. Con todo el cariño. Ana.

Cuando desapareces.

Cuando desapareces soy vacío, cuerpo errante, mar de infelicidad, aullido a la luna. Te busco entre los recuerdos cristalinos de los fugaces momentos que vivimos y me pierdo en un flashback sin fin. Camino divagando entre la neblina de los retazos del recuerdo aferrándome a tus manos fantasmales, a tu cuerpo etéreo, tus ojos lejanos. Te quiero de nuevo aquí conmigo, como antes y sentirte no como un espectro sino como lo que somos hoy.

Jamás.

Jamás dejé de quererte. Jamás renuncié a ti. Jamás te daría la espalda. Jamás dejaría de pensar en ti. Jamás permitiría que cayera el olvido sobre tu recuerdo. Jamás te vendería por un sueño. Jamás dejaría que te fueras sin hacer lo imposible para impedirlo. Jamás me perdería un amanecer en el hueco de tu abrazo. Jamás dejaría de soñarte. Jamás soltaría tu mano. Jamás dejaría de escribirte, cantarte, dibujarte, amarte. Te prometo que haré lo imposible por hacer realidad el condicional. Jamás te diré adiós.

martes, 15 de noviembre de 2011

Volver a escribir. Volver al hogar. A lo seguro.

Ya tenía ganas de volver a escribir con el frenesí que caracteriza al alma atormentada. Quizá escriba por el simple hecho de escuchar las teclas hundirse al ritmo de mis pensamientos. Quizá por eso este escrito no tenga ningún sentido. Quizá sólo me sirva a mí. Tal vez me suponga una ayuda en estos momentos tan indescriptibles emocionalmente. Es probable que se trate del gesto más egoísta por mi parte. Quizá lo haga por despecho. Quizá me sienta tan herida que sólo de esta manera puedo soliviantar tanto dolor, tanta incertidumbre. No lo sé. Seguramente sea ésta otra incursión en lo más profundo de mi ser, en mi parte más primitiva, en ese orgullo que se ha visto lastimado, vapuleado, manipulado. Tanto das tanto te quitan. Es curioso cómo puedes perder todo lo que creías ganado en un abrir y cerrar de ojos sin poder hacer nada. Viendo cómo se derrumba aquello en lo que creías, aquello en lo que tanto empeño pusiste, aquello que regaste con tanto cariño para conservarlo siempre fresco, pleno, vivo. Duele tanto. Es una muerte súbita. Una necesidad de borrar y empezar de nuevo. Ganas de volver a nacer para andarte con más ojo. Quisiera poder gritar mi dolor, mi pérdida, mi desesperación, mi angustia pero sólo puedo escribir. Quiero escribir y no parar nunca. Que sólo el sonido de las teclas me inunde. Nada más. No quiero pensar. No puedo. Ni quiero el silencio. Ese silencio que se solidifica en los oídos y ocupa cada espacio como si de una sustancia volátil se tratara. No me des silencio. Dame música. Algo con lo que me pueda dejar llevar, salir de aquí, volar. Dame lo que me has quitado, tú que te llevaste parte de mi ser.

domingo, 11 de septiembre de 2011

Toma mi vida.

Te doy mi vida. Tómala es tuya. Cuídala, protégela, consérvala porque es mi bien más preciado, es aquello por lo que lucharía hasta las últimas consecuencias. No la dañes y extrae de ella la energía necesaria para renovar las tuyas propias. No hagas un mal uso de ella porque en seguida se estropearía y no funciona a pilas. Tómala porque confío en ti. Sé cómo cuidas las cosas, siempre te he observado lo delicadamente que tratas todo aquello que te rodea, por eso es tuya. Porque seguro que funciona mejor contigo que conmigo. Toma mi vida, es mi regalo de despedida.

jueves, 8 de septiembre de 2011

La Isla.

La Isla es mi reducto de fantasía. Escapé allí una vez por necesidad de evasión y cometí el gravísimo error de enamorarme de ella perdidamente. Una importante parte de mi alma quedó allí atrapada y ahora sólo quiero retroceder en el tiempo y volver a la isla, perderme en ella, en su arena, sus aguas claras, sus palmeras, su cueva, su cielo estrellado. Sin embargo, la Isla no estaba totalmente desierta, había una persona más, con la que tuve el placer de conocer aquel mágico lugar y hacerlo tan real como nosotros mismos. Sin ella, la Isla no me hubiera cautivado tanto, sin ella no habría dejado parte de mi ser olvidado en aquella cueva, sin ella no habría escrito esto, sin ella me hubiera perdido una experiencia inolvidable que espero recordar por siempre.

Porque, estés o no, siempre volveré a la Isla.

miércoles, 7 de septiembre de 2011

Sin ti vuelvo a caer. A ti amigo mío.

Sin ti vuelvo a caer, vuelvo a sentir el peso de la realidad sobre mis hombros castigándome por no haber conseguido retenerte a mi lado, sin ti vuelvo a la nada, a la inexistencia, a mi estado primitivo, a mi desgana, a las preguntas sin respuesta, a las frías garras de la soledad, a la locura de mi pensamiento desatado, sin rumbo, al caminar errático por la vida sin tu mano amiga que me guía. Porque diste luz a la sombra, porque lo llenaste todo sin buscarlo, porque encontré en ti un báculo, una imperiosa necesidad de agarrarme a la vida, porque me has dado más paz de la que podía soñar, porque me cuidas, porque vivo en tu pensamiento, porque duermes aferrado a tu almohada, porque me has dado felicidad a pequeñas dosis diarias siempre acrecentando en mí las ganas de hablarte, de confiártelo todo, de tenerte en mi vida. Porque eres mi reciente descubrimiento, mi tesoro, mi refugio, porque siento la urgencia de cuidarte y hacerte feliz, porque te quiero amigo mío.

sábado, 3 de septiembre de 2011

Cuando se ama el final se presiente.

Cuando se ama el final se presiente, se nota un frío, un vacío tan triste, te inunda el alma un ruido insoportable, el dolor te atenaza, se hace inaguantable. Se te agarrotan los músculos, te vuelves minúscula, quieres detener el tiempo aunque sabes que no hay manera de evitar que llegue ese final que tanto temes. Quiero decirte que te amo, quiero decirte que eres mío, quiero decirte que estoy aquí, que por tenerte desvarío, que no te cambio por ninguno, que cada despedida es una vuelta a la cima del precipicio, aunque me aleje de tu lado debo decirte que te amo porque es mi única verdad.

sábado, 27 de agosto de 2011

Desde el alma.

Escribo desde ese lugar, ese estado, en el que los sueños son realidad, el tiempo inexistente y no soy más que un alma errante que vaga por la vida en pos de su destino. Escribo desde la plenitud, desde la tranquilidad, fundida con los acordes de la música ancestral con la que me hablan las entrañas de la tierra a la que pertenezco. Me encuentro liberada de la existencia, lo he conocido todo, lo he vivido todo, soy más y soy menos. Soy cuerpo en éxtasis. Brisa del mar. Soy firmamento, soy inmensidad. Lo soy todo, lo lleno todo. Soy rayo. Soy volcán. Soy espectro que sobrevuela las inmensas llanuras. Soy cometa que vuela y atraviesa la atmósfera ardiendo, fragmentándose en mil pedazos. Vuela conmigo. Siente conmigo.

domingo, 3 de julio de 2011

Griiiiitooooo

Aaaaaaaaa grito, ¿alguien me oye? ¡¡¡Me ahogo!!! ¿Alguien puede echarme una mano? Por favor, necesito ayuda. ¿Hay alguien ahí? No puedo más, me estoy asfixiando, noto cómo me fallan las fuerzas, me caigo en el vacío. Me hundo en la oscuridad. Por favor, sé que puedes oirme. Ayúdame. Tiéndeme una mano, hazme el boca boca, ALGO, me muero y no quiero. Sé que aún hay más aguardándome. Por favor evita el desastre. Por favor ayúdame, revíveme.

miércoles, 29 de junio de 2011

El colapso.

LLevo un tiempo pensando que es inevitable la caída. Todo parece ir bien durante un tiempo pero luego las mentes y los cuerpos cansados, agotados, desmotivados, viejos, no dan más de sí y dan paso a la desgana, a la pasividad y se dejan llevar por la tempestad con resignación. Mantenerse en la vida en el punto medio sin desvanecerse, sin renquear, firmes ante las desavenencias es digno de admirar y desde luego ejemplo a seguir. Sin embargo, sólo unos pocos consiguen mantenerse a flote y no dejarse vencer por los infortunios, ¿seremos esos pocos afortunados? Lucharemos por ello.

domingo, 26 de junio de 2011

Ulises.

Homero cuenta en su leyenda que el héroe Ulises en su odisea oteaba el horizonte día tras día con los ojos empañados en lágrimas por la nostalgia por su tierra, por su familia, sus raíces... Luchó contra el mar y sus criaturas, cíclopes, malvadas brujas y tentaciones y por ello pasó a formar parte del panteón de semidioses de la mitología.

Hoy hay miles de Ulises que llegan a las costas cada año enfrentándose a los peligros del Mar, arriesgando su vida y la de los que algunos llevan en su vientre por una nueva vida lejos de las penurias de su existencia en el desdichado hemisferio de la Pobreza. Lo dejan todo y se embarcan en una patera de mala muerte, o se anclan a los bajos de un camión de mercancías, con tal de poder amanecer en una tierra menos cruel que de la que provienen. Ponen al límite la resistencia y las capacidades adaptativas del cuerpo humano sobreviviendo a las más insufribles condiciones, padeciendo de por vida un estrés crónico por tanta pérdida incomprendido en muchas ocasiones.

Contribuyamos a suavizar el dolor que acarrean y ayudémosles a recuperar su vida.

Soteria.

Carol había tenido un día de perros en la Facultad de Medicina en la que estudiaba tercer año y al llegar a casa no mejoraría en absoluto. Otra vez su madre había ignorado a David, el novio de Carol al que había intentado integrar de todas las maneras en su familia a pesar de sus diferencias... Algún resorte en el mecanismo mental de Carol saltó en el momento en que empezó a vociferar a su madre, reprochándole todo lo que había hecho mal desde la muerte de su padre. Sus pulsaciones empezaron a acelerarse sin control, su temperatura aumentó ligeramente. Perdió el autocontrol que tanto se habían cuidado de enseñarle a manejar los psicólogos de su colegio. Llevaba años sin escuchar aquellas voces que la culpaban de lo que le sucedió a su padre, años sin alucinaciones, años intentando comprender lo que estaba mal en su cabeza. Tantos años de control, de medicacion, de estudio de su propia demencia para tirarlo por la borda en unos pocos minutos. Carol se perdió luchando contra su propio yo. Estaba irreconocible y cuando su madre desesperada por el grado de alteración de su hija cogió el teléfono para llamar a la policía, la locura se desató en el interior de Carol, que no paraba de arrojar todo lo que se encontraba a su paso. La parte más racional de la chica intentaba aflorar entre aquella sombra que se había apoderado de ella. Esa parte racional se alegró cuando vio a los vecinos, los señores Müller, entrar en la escena. Sin embargo, a pesar de que se dirigían a ella con todo el cariño del mundo, pues la habían criado como a una nieta, eso no ayudó mucho a que se calmara porque el miedo a herirlos se sumó a esa vorágine de sentimientos de culpabilidad que la arrastraba al abismo. Al llegar la policía no hubo palabras de cariño hacia ella. ¿Por qué la trataban como a una criminal en potencia, una asesina en serie? ¿En serio nadie se podía imaginar la crisis de ansiedad por la que estaba pasando y que lo último que necesitaba era la violencia? Ellos habían desatado el monstruo que se hizo por completo con el cuerpo y la mente de Carol. Dos tíos enormes la aprisonaron con sus brazos haciendo acopio de todas sus fuerzas mientras un tercero le clavó la aguja con la morfina. El mundo se desvaneció ante sus ojos anegados en lágrimas de desesperación.

Carol despertó desorientada y con escasos recuerdos en la cama de una habitación luminosa y blanca. Al principio creyó estar en un sueño apacible. De esos que reconfortan el cuerpo y la mente. No recordaba cómo había llegado hasta allí y esforzarse en atraer los recuerdos le provocaba un tremendo dolor de cabeza, así que decidió no pensar. Se limitó a escuchar el silencio. Nada ni nadie la estorbaban. Por fin podía relajarse. Quizá eso era todo lo que necesitaba, un poco de paz en su interior. Se levantó de la cama y comenzó a andar rozando con sus dedos la suave textura de las paredes. Se dirigió hacia la pequeña ventana que daba a un jardín exquisitamente cuidado, los arbustos podados en relajantes formas simétricas. Líneas laberínticas con curvas que recordaban las formas de las ramas de las vides. Se quedó mirándolo un buen rato dejando la mente en blanco. En sus libros de psicología había leído sobre aquella relativamente nueva forma de terapia de los pacientes psicóticos. La llamaban soteria que derivaba del griego y significaba protección, seguridad, salvación. Era toda una revolución y daba muy buenos resultados. Recordó haber leído testimonios de pacientes que habían pasado por esas selectas clínicas y que con la mínima medicación a base de pequeñísimas dosis de neurolépticos y una buena atención por parte del personal habían vuelto a una vida de calidad con muy pocas recidivas. Así que era otra paciente más. ¿Cuantos pacientes más habría como ella? ¿diez, doce? ¿Cuánto tardarían en trasladarla a una habitación común con más residentes? ¿Cuánto tardaría en estar suficientemente recuperada como para que la pusieran a hacer pequeñas actividades rutinarias de manteniemiento como hacer la compra y cocinaar para los demás residentes..? ¿Cuánto tardaría en poder llevar una vida normal lejos de los sobresaltos? Entonces, llamaron a su puerta y una mujer de aspecto dulce y amable la saludó. No parecía para nada una doctora, no iba siquiera vestida como tal. Era lo más agradable que una podía imaginarse. La mujer la pidió que la acompañara a desayunar y Carol la siguió sin dudar. Decidió no preguntarse nada y limitarse a curarse en aquella estancia blanca.

sábado, 25 de junio de 2011

Mi amigo, un monstruo llamado Cambio.

Cada cierto tiempo, en mi vida aparece un monstruo. Si pudieras verlo quizá para tí no sería tan horripilante, quizá incluso te caería bien y le permitirías dormir en el oscuro armario de tu alcoba. Pero a mí no me parece nada agradable. Y por las noches, cuando creo que voy a dormir profunda y plácidamente, se introduce en mis sueños y los desbarata, tornándolos pesadillas insoportables. Ya no soy ninguna niña y por eso decidí plantarle cara y exigirle una buena y convincente explicación. Aquella noche me hice la dormida esperando ansiosa su venida y entonces, justo cuando se dispuso a avalanzarse sobre mí me levanté de un brinco haciendo acopio de todo mi valor.

- ¡Ajá, monstruo! No creas que vas a poder salirte con la tuya, no... ¿Acaso pensabas que iba a aguantar tanto tiempo escondida bajo las sábanas de franela? No, maldito monstruo. ¡Aquí estoy haciéndote frente! ¡¡¡Lucha conmigo si tienes agallas!!!

Entonces, el monstruo empezó a inflarse como un globo y me preparé para lo peor. Aunque no me achanté no pude evitar cerrar los ojos y encoger un poco los hombros por lo que pudiera pasar, tenía que pensar algo. Y temiendo que descargara su ira sobre mí de la peor de las maneras, me dio un vuelco el corazón cuando abrí los ojos y descubrí lo que tenía en frente. No pude dejar escapar una risotada ante la escena que se había formado ante mí. El monstruo había tomado una apariencia totalmente diferente. Ahora parecía incluso cómico, me atrevería a decir. Entonces con una vocecilla ridícula me dijo:

- Siento haberte asustado todos estos días, soy nuevo en el oficio y aún no controlo mi poder... Ups, perdona, mi nombre es Cambio. Por órdenes de mis superiores mi trabajo consiste en asustar mucho al principio y luego ir remitiendo para,, al final insuflar valor al Cambiante para que no tema ante las nuevas situaciones y perspectivas de su vida.

- Y... ¿es obligatorio lo de "asustar mucho al principio"?

Esta vez fue Cambio el que rió a pleno pulmón.

- Depende del historial del Cambiante. Tú...- prosiguió al verme la cara de interrogación- eres una Cambiante inexperta y por eso en los primeros cambios hay que asustar todo lo necesario para que afrontes bien todo lo que es nuevo en tu vida.

- Entiendo.

- Pero no estaba en mis planes que te volvieras valiente tan temprano y mucho menos que ¡me descubrieras! Creo que eso es un buen indicativo de tu progreso, así que omitiremos la Primera Fase de "Asustar Enormemente" e iremos directamente a la Segunda Fase de "Inicio de la Adaptación", ¿te parece? Bueno, por el momento te dejo descansar porque tengo que ir a comunicárselo a mis jefazos. ¡Un placer haberte conocido!

- Igualmente, Cambio. Espero que seamos buenos amigos.

- Claro, siempre estaré contigo, ayudándote a superar todo obstáculo.

viernes, 17 de junio de 2011

De la Tierra. De la Música.

Hoy me he permitido el lujo de adentrarme en el mundo de la música New Age y he encontrado una creación maravillosa. Se llama "Song of the Spirit" de Karl Jenkins, uno de los fundadores del grupo Adiemus que ideó la genialidad de un lenguaje ligado a la tierra y no al raciocinio, una lengua que nos uniera a todos a través de sonidos más antiguos que nosotros mismos. Y no he podido evitar sentirme empequeñecida por la fuerza sobrenatural de esta composición. Es como si el propio espíritu de la Tierra emanase de cada nota y te envolviera con su profunda y ancestral voz. También me he regocijado escuchando a la genial Enya, cuya música me es muy familiar porque me ha acompañado durante una buena parte de mi vida y siempre he admirado ese matiz de atemporalidad que impregna sus obras. Uno de los más claros ejemplos es Cursum Perficio, voz de ultratumba, de más allá del Origen, de todos los Tiempos. Eterna. Como la música misma. Quizá, se me ha ocurrido pensar, la Naturaleza nos habla a través de la música y sólo aquellos capaces de comprender el significado de sus palabras son capaces de transcribirlas y hacernoslas llegar al resto de la Humanidad a través de un lenguaje primigenio que no tiene otro código más que las sensaciones. La Música.

domingo, 12 de junio de 2011

Musa.

Musa ¡manifiéstate! Preséntate ante mí y dime cómo lo haces. Cómo consigues hacerme volar entre mis pensamientos para regalarme las palabras adecuadas en el mejor momento. Cuéntame cómo consigues visitarme en ese período inevitable antes del más profundo sueño que desata mi subconsciente dejándolo correr libre, sin ataduras, lanzando su peculiar voz al viento. Y por qué cuando tú no estás me marchito, no sé pensar, no sé vivir. ¿Qué encanto tienes? ¿qué magia genial haces en mí? Me transformas, me renuevas, das alas a mi pensamiento, lo haces libre, lo dignificas, lo dotas de sentido. Te siento cada vez que mis manos se deslizan por el teclado del piano, cada vez que mis dedos acarician las hojas de los libros, cada vez que canto, cada vez que sueño. Fabulosa evasión a ti te entrego mi vida entera. Tómala. Es tuya. Sigue creando.

Hoy soy caracol.

Hoy me siento caracol, con una enorme casa a cuestas pero sin rendirse a las inclemencias de la vida. Escucho Waterloo de fondo y siento que hoy nada se me resiste. Saco los cuernos al sol queriendo acariciar su superficie abrasadora y me pongo en marcha a pesar de que sé que me costará una eternidad llegar hasta el final. Sin embargo, de algún modo el transcurrir de mi vida me ha enseñado a disfrutar del camino y amigo, eso es lo que voy a hacer. Disfrutar de cada instante. Sé caracol.

Alegría.

Alegría siento al despertar sin saber por qué. Es una sensación que me inunda enteramente y me mueve de acá para allá con frenesí. Un nuevo amanecer en el horizonte de mi rutina. Es tan especial. Quisiera que pudieras sentirlo conmigo. Te cogería de las manos y te arrastraría en un baile sin fín. Nos elevaríamos hasta el firmamento y volaríamos a la velocidad del sonido, etéreos. Dos suspiros en el tiempo. Baila conmigo. Siéntelo. Estés donde estés siéntelo. No importa qué estés haciendo. Olvídalo todo y navega junto a mí en este mar de felicidad. Ríete. Pasa el mejor rato de tu vida.

sábado, 11 de junio de 2011

Melodía.

Qué alto me haces llegar Melodía, qué bien me haces sentir. No sé qué extraño poder encierras, ni qué poderosa magia ejerces sobre mí pero eres Gloria, paraíso en mis oídos que se aferran a tu esencia intangible. Me llenas más que nada en este mundo. Me das sentido. Me anestesias el alma contra los pesares que la afligen. Me elevas. Me renuevas. Me electrificas. Me sobresaltas. Me emocionas. Me lo das todo.

Dios mío hoy tendría 89. Felicidades abuelo.

Dios mío, aún recuerdo aquellas promesas que te hacía en la capilla del colegio. Era una niña de fe inquebrantable, te buscaba, te amaba, hacía todo por ti, mi vida tenía un sentido, Tú me llenabas. Entonces empezaste a jugar sucio porque te llevaste una parte de mí. Me empezaste a dejar vacía. Y no habías hecho nada más que empezar. Querías poner a prueba mi fe y fallé estrepitosamente. Mis palabras, mis gestos se quedaron huérfanos. Ya no había razones. Intenté culparme por mi debilidad pero era más fácil culparte a ti. No te merecías mi respeto. No me pediste permiso para arrebatármelo sin piedad. Lo dejaste morir en aquella sala de hospital rodeado de tubos y moribundos y padeciendo la más dura agonía viendo cómo la vida se le escapaba a cada esforzada bocanada. Le pusiste trabas hasta el final, ¿qué te habría costado matarlo repentinamente durante el más plácido sueño? ¿Qué te hizo para abandonarlo a su suerte de aquella manera? Te odié. Te hice máximo y ÚNICO responsable. Hoy le habría cantado el 89 cumpleaños feliz. Hoy le habría tenido junto a mi piano. Hoy le habría cantado a pleno pulmón pero a donde Tú le has llevado no llega mi voz. A ti también te grito esperando que te enfades conmigo y me mandes esas temibles plagas y hagas conmigo lo que te plazca porque ya no soy nada. Porque nadie tiene asegurado nada. Porque tus promesas ya no me curan. Porque mi corazón nunca ha vuelto a ser el mismo. Porque estás exprimiendo hasta la última gota de mi alegría, porque me estás haciendo darme cuenta de lo que verdaderamente soy y de lo marchito que tengo el corazón. Soy un espectro andante. Ni siquiera una sombra de lo que fui. Me refugio en muchas cosas pero con todo me siento fuera de lugar. Lo estoy perdiendo todo, no tengo fuerzas para salir, me desgasto y me estás viendo desfallecer sin mover un dedo. Por lo menos devuélveme la ceguera de la fe en la que pueda confiar para mantenerme a flote y no hundirme con mis pesares en el fondo del abismo. Sé misericordioso como te describen los Libros y tiéndeme una mano, ésa que siempre tienes dispuesta para el hijo pródigo, el que vuelve a casa del Padre después de tanto tiempo, después de tantos errores. Ábreme los ojos como hiciste con Pablo, Mateo y otros muchos, y tirame del caballo, hunde mis dedos en tus llagas. Renueva mi vetusto y empolvado espíritu. Dale la energía que merece, la que por derecho le corresponde. No me dejes caer estrepitosamente. Ayúdame a levantarme. Hazme querer pedirte perdón y encontrar el consuelo que jamás tendré. Ayúdame a borrar estas letras que sin duda perdurarán en el tiempo como testigos de mi dolor. Sé que aún te queda mucho que llevarte de mi lado pero ya no puedo seguir pensando aquello de "que me falte todo menos Tú". No soy tan fuerte. Llévame a mí primero. Sálvame del tremendo desgarro de la pérdida. Alivia mi desconsuelo. Sácame de aquí porque no lo soporto. Me faltan lágrimas. Me sobra el espacio. Me mata pensar en el vacío. Me duele tanto dolor. Me enloquece ver cómo has descolocado mi vida poco a poco, cómo has desajustado los engranajes de mi frágil corazón arrancándole cada pieza como un niño travieso. Me has aplastado como una hormiga. Me has condenado a la soledad. Me has ahogado, me has cortado las alas. No necesito más castigo.

Y así reprimiré mi ira, mi frustración por los siglos de los siglos, plasmando cada gota de mi inmenso dolor escribiendo sin parar.

Te echo de menos.

¿Cuánto ha pasado desde la última vez que nos vimos? ¿Cuánto tiempo me lleva torturando tu ausencia? Te busco entre los rostros de la gente pero no estás. Te busco en sueños pero me frustra la idea de no poder tocarte, besarte. Eres un fantasma en mis recuerdos. Cada vez más impreciso. Tus rasgos se diluyen en mi memoria, en los instantes fugaces con los que mi cabeza me regala pequeñas porciones de mi vida junto a ti. Quiero llegar a donde tú estás y yacer junto a ti bajo la sombra del almendro perdiéndome en tus ojos, acariciando tu cuerpo, abrazada a ti, acurrucada entre tus brazos, oyendo esa respiración tranquila y acompasada que mece mis sueños. Te pienso con tanta intensidad que se me hace extraño que de la fuerza de mis pensamientos no te hagas corpóreo aquí conmigo. Te escribo con la esperanza de aliviar mi sufrimiento como si a cada palabra pudiera reconstruir cada centímetro de tu piel. Porque escribiéndote te siento a mi lado. Te echo de menos.

Los fantasmas de Bathory.

Encerrada entre esas cuatro paredes le esperaba la muerte. Así debía ser. Moriría asfixiada por aspirar sus propios residuos, sus propios miedos. Aquello que tanto había anhelado, aquello que había ansiado y perseguido con férrea voluntad, la eterna juventud, se esfumaba, como un ente etéreo, un astro fugaz. ¿Aún era posible la redención o ardería para siempre en las llamas del Infierno? A pesar del grosor de los muros llegaban hasta la condesa las burlas y los insultos de su pueblo. La querían muerta. No entendían su búsqueda, todos aquellos sacrificios habían sido en vano, y ellos no entendían. Ella había conocido la ambición de lo imposible. ¿Qué podían saber unos simples aldeanos que no aspiraban más que a vivir como perros? Si no la hubieran entorpecido en su búsqueda ahora sería una diosa en la tierra y todos la adorarían porque al fin habría vencido a la Muerte. Había estado tan cerca... Sin embargo, nadie lo sabría. El aire era cada vez más denso, el oxígeno se consumía a cada bocanada que ella aspiraba presa de la ansiedad. No tardaron en llegar las alucinaciones. La vista se le nublaba y en un intento por mantenerse aferrada a la vida se llevó las uñas al antebrazo izquierdo y las hundió en la carne hasta ver cómo brotaba la sangre. Gimió. Acercó sus labios sedientos a la piel ensangrentada y lamió su propia esencia. Aún recordaba aquella excitación que le provocaba el sabor de la sangre. Extasiada absorbió todo lo que pudo. Siguió hiriéndose y succionando como un depredador cegado por el hambre. Se sintió desfallecer pero se negaba a morir suplicando. Lanzó una sarta de improperios y maldiciones al aire entre risotadas enloquecidas consumiendo el poco oxígeno que quedaba en aquel espacio tan reducido y de pronto le fallaron las fuerzas. Un sueño implacable se apoderó de ella y en un último esfuerzo consciente gritó al que fue el amor de su vida un desgarrado te quiero. Sumida en el último sueño de vida se precipitó a la oscuridad más total. Desorientada buscó a tientas encontrar una salida más sólo la rodeaba un manto de noche impenetrable que se esfumaba al tacto de sus dedos. Entonces, a lo lejos vio una luz tenue al principio y cegadora a medida que se iba aproximando. Ese resplandor se detuvo a un palmo de sus ojos y cientos de espectros se hicieron corpóreos ante ella. Quiso reírse de ellos, pobres ignorantes. Ella había dignificado sus vidas haciéndolos parte de ella. Sin embargo, ninguna carcajada salió de ella cuando se vio reflejada en la superficie nacarada de los fantasmas y vio su aspecto. La agonía la había arrebatado la belleza de sus rasgos jóvenes. Entonces la nube fantasmagórica la envolvió, se le pegó a la piel y la empezó a abrasar las entrañas. Las lágrimas brotaron de sus ojos escocidos y desorbitados. Gritó pero no salió ningún sonido de su garganta.

Insomnio.

Hoy es una de esas noches terribles en las que no cojo el sueño ni aunque me esfuerce. Por más que lo intento se me escapa y el tiempo se eterniza, grabándose en mi mente el lento transcurrir de las agujas del reloj de mi mesilla. Intento de todo con tal de poder dormir y sin embargo algo en mí me lo impide. No me faltan razones. ¿Qué tal, para empezar, el saber que a la vuelta de la esquina me estaré examinando de no sé cuántas asignaturas a cuál peor y de una dificultad que creo bastante alta? Mi cuerpo me pide descanso y sin embargo, el tiempo es oro en esta carrera contra reloj. Demasiadas cosas. Demasiadas preocupaciones.Arrrrggg ¡¡¡¡¡¡QUIEROOOO DORMIRRR!!!!!!!

lunes, 6 de junio de 2011

Un sueño.

¿Cuánto de alto puedo llegar con un sueño en la mano? Me siento pluma que se eleva con cada soplo de aire que la empuja sin remedio. Una nueva energía me envuelve, me mueve, me arrastra hacia un precipicio. Estoy a punto de caer. Y entonces.......... Vuelo. Agito mis alas, me elevo aún más alto si es posible. Atravieso la atmósfera, alcanzo la velocidad de la luz, no hay límites, soy espíritu, energía, sueño.

sábado, 4 de junio de 2011

Palabras a una olla a presión.

Pensareis... éstos que se dedican a escribir y a escribir piensan que cualquier cosa vale con tal de dejar salir unas cuantas palabras de su mente... Pues efectivamente, cualquier excusa es buena para rellenar espacios en blanco. Por eso, ahora que me encuentro vigilando a la olla a presión para que se hagan unas buenas judías verdes me ha parecido que era el momento más adecuado para comenzar a escribir.

Después de una noche llena de sueños y pesadillas (me he despertado súbitamente justo en el momento en el que, aprovechando el tumulto, una mujer misteriosa le clavaba en la boca una navaja al Barón de la levita y la perilla a lo Lincoln y después le obligaba a colocarse unas tenazas cargadas en las sienes...) He oído a mi padre pelearse con las judías verdes blandas que se le resistían al corte. Eso me ha devuelto a la realidad. Así que me he acercado a la cocina y adormilada todavía me he preparado el café escuchando a medias las instrucciones de "cómo usar la olla" de mi padre: "Y entonces cuando suban los dos anillos, ¿Ana me escuchas? ¿sabes lo que te digo de los anillos? la pones a fuego mínimo y esperas 10 minutos a diferencia del cocido que esperas 15 minutos, porque pierden vitaminas, ya lo dice Arguiñano, y entonces saldrá agüilla por aquí y por aquí también y por aquí.... bla bla bla".

Cuando después del sopor he empezado a comprender lo que me quería decir mi padre de no sé qué anillos ya estaba sola frente al peligro y aquel bicho ya empezaba a soltar vapor por la boquilla... Así que he puesto en orden las instrucciones en mi cabeza tratando de reconstruirlas de manera que pudiera tener sentido y no contradijera las leyes de la física. Y sin dudarlo, al verme un poco perdida he decidido hablarle a la olla. En ese mismo instante he pensado seriamente "ya está, lo he conseguido, he perdido la cabeza".

- Vamos bonita, llevas cinco minutos sin decir nada. ¿Cuándo vas a levantar los anillos? ¿Y ese ruidito que haces ahora? ¡Qué gracioso!Pareces Darth Vader cuando le ponen aquella escafandra con el respirador mítico que todos hemos imitado alguna vez. Aaaaaah, ¡mírate! ya aparece el primer anillo.., ¿lo estaré haciendo bien? Dime algo. Bien, tú sigue haciendo ese ruido que creo que lo he escuchado más veces. No hay nada que temer. Nada puede salir mal ¿no? Tú lo sabes hacer solita así que yo no voy a mirarte un ratito pero cuando vuelva a mirar quiero ver los dos anillos tal y como habíamos acordado ¿ok? Oh, ¡mira! Te ha salido otro anillo... ¡Uuhh! Eso significa que ya está ¿no? ¡Dos anillos! Ahora tengo que bajarte el fuego al mínimo que si no... Y ahora ¿quince minutos? ¿O eran diez? Bueno te dejo doce y medio y así compensamos.

lunes, 30 de mayo de 2011

Cuando se ama. Primera Parte.

El incesante traqueteo del coche de caballos anunciaba el fin de su felicidad. Elyzabeth era arrastrada a su destino. Nadie había contado con su opinión. Ninguna mujer era escuchada y Elyzabeth no iba a ser diferente. Su madre había concertado su matrimonio con un viejo gentleman desconocido totalmente para ella excepto por las fotografías que se habían cuidado de mostrarla. No había rastro de juventud en el rostro de aquel hombre. ¿Aprendería a amarle a pesar de todo? Supuso que con el tiempo y la resignación de los años todavía podría intentar ser feliz aunque para ello hubiera sacrificado gran parte de su vida y de sus sueños.

Se iban acercando a la campiña que sería su hogar definitivo y como si fuera la horca la que la esperara fuera del carruaje, tragó saliva y respiró hondo su última bocanada de libertad. Se enjugó las lágrimas que no habían parado de brotar silenciosas durante el trayecto y se dispuso a apearse. Se sintió presa del pánico cuando aquel enorme caserón apareció ante ella y deseó no estar allí, no ser ella en aquella situación. Quiso volver atrás, a su niñez, a sus momentos felices junto a su hermana menor jugando a no hacerse mayores nunca. Sin embargo, allí estaba, sola con la única compañía de su fiel ama y su piano.

Juntas se acercaron a las inmediaciones del caserón donde ya las esperaba la servidumbre cuchicheando por la llegada de aquellas intrusas que no tardarían en acomodarse y darles órdenes. Elyzabeth se sentía una extraña y aquello no ayudaba a aliviar la opresión que sentía en el pecho ya de por sí comprimido al máximo gracias a la moda parisina y sus corsés.

Entonces, el portalón se abrió y aquel rostro que la acechaba en sueños desde el anuncio de su compromiso se volvió más real que nunca.

- Señorita Grint, las esperábamos con verdadero fervor- la calidez de sus palabras era bastante convincente pero Elyzabeth sólo pudo esbozar una mínima sonrisa. Por desgracia ella no podía decir lo mismo. Su madre se enfrentaba a una gran deuda y sólo a través de aquella unión podría subsanarse. Ella era la moneda de cambio. Se aferró fuertemente al brazo de su ama temiendo desfallecer y reunió valor para decir:

- Gracias milord.

Aquello pareció bastar a aquel hombre para desempolvar su ilusión por aquel nuevo rumbo que tomaba su vida después de veinte años de viudedad. Lord Rickman se apresuró a dar órdenes a sus sirvientes para que acomodaran a Elyzabeth y su ama y para que instalaran el piano de la joven en su habitación.

- Miss Grint, como sabéis la boda se celebrará al alba. Sabed que me hacéis el hombre más feliz del planeta, renováis mi viejo espíritu y sólo espero poder concederos una buena y confortable vida junto a mí. Emmmmm mis hijos.., han desarrollado el mismo carácter de su madre- dijo Lord Rickman rascándose la frente arrugada- y su informalidad empieza a hastiarme al no presentarse en su recibimiento. Disculpadles y no se lo tengáis muy en cuenta. Son buenos chicos...

Antes de que Lord Rickman acabara de disculparse el eco arrastró el sonido de unos cascos a galope y unas carcajadas que parecían aproximarse a la velocidad del viento. Entonces a Elyzabeth casi le dio un vuelco el corazón cuando cinco caballos irrumpieron en la escena a todo trotar. Sus jinetes parecían estar disfrutando de las bondades de aquella fabulosa mañana de primavera.

- ¡Samuel, Collin, Tom, Julius, Rosie!- gritó exasperado pero divertido Lord Rickman. - ¿Qué manera es ésta de recibir a la señorita Grint? Vergüenza debía daros a vuestra edad...

- Perdone padre- soltó Collin sin una pizca de remordimiento en su voz mirando directamente a los ojos de la joven Elyzabeth que no había podido evitar sonrojarse ante tal espectáculo- sólo salimos a aprovechar la espléndida mañana de hoy, ¿no es cierto hermanita?

- Así es padre- asintió Rosie con aire infantilón.

- ¿Qué debo hacer con vosotros?- se lamentó el seór Rickman levantando sus ojos al cielo- Ésta es Miss Elyzabeth Grint.

Todas las miradas se posaron en Elyzabeth, que creía no poder aguantar ni un segundo más. Rosie, consciente del pudor de la muchacha no pudo evitar una risilla aunque tras la fulminante mirada de su padre corrió a saludar a Elyzabeth. Tras ella fueron los cuatro jóvenes que se mostraron educados pero sin ceder al recato. De hecho, Julius no pudo evitar reírse de Elyzabeth al besarla la mano. La muchacha se sintió avergonzada y furiosa porque no podía entender cómo lo que para ella era el fin de su libertad podía resultarles tan divertido a aquellos desagradecidos que no serían mucho mayores que ella.

El único momento de calma que encontró Elyzabeth fue al recluirse en su habitación donde la esperaba su viejo piano. Se acercó a él y acarició sus teclas. Aquel tacto le recordó tantas cosas que había dejado atrás que no pudo evitar que la sobrecogiera una sensación de vacío. Por eso se sentó al piano y recordó aquella melodía que le enseñó su padre para que ahuyentara al miedo y la soledad.

Mientras tocaba, su querida nana entró en la habitación con el vestido que llevaría al alba para entregarse en cuerpo y alma a Lord Rickman.

- No pienso probármelo Nana. No tiene ningún sentido. Me lo probé ayer y no es probable que haya cambiado mi cuerpo en todo este tiempo. Además no quiero torturarme todavía. No quiero pensar en lo que estoy a punto de hacer, no puedo. Sácame de aquí nana.

- Mi niña, ya lo habría hecho.

- Lo sé nana. Gracias por estar aquí. Eres lo único que me queda.

- Aprenderás a amarle.

- No dudo que sea un hombre cordial y generoso.., pero esto no era lo que yo quería para mí. No entraba en mis planes casarme, nana. No estoy preparada para llevar esta vida...

lunes, 23 de mayo de 2011

A los jóvenes.

Porque lucháis por vuestro futuro. Porque tenéis ilusiones y no os apalancáis en el sofá viendo la vida pasar y quejándoos de todo. Porque juntos tenéis la fuerza necesaria para cambiar las cosas. Porque todos se apoyan en vosotros. Porque sois mañana. Porque sois un soplo de aire fresco. Porque no os importa dejarlo todo por un sueño. Porque digan lo que digan las malas lenguas no sois ninis. Porque acampais en Sol por cambiar el mundo. Porque tenéis derecho a tener derecho. Porque nos dais ilusión a todos. Porque vuestro es el planeta y os coméis el mundo. Porque peleais por el mantenimiento del planeta. Porque teneis conciencia. Porque tenéis una nueva perspectiva. Porque sois iniciativa. Porque sois corazón. Porque sois humanos en potencia, en su máxima y esplendorosa expresión. Porque sois vosotros.

domingo, 22 de mayo de 2011

La felicidad de los macarrones.

Querido diario:
Hoy ha sido un día realmente productivo. ¡He hecho mis primeros macarrones! ¿Te lo puedes creer? Qué estúpida soy… jajajaja. Con la de cosas emocionantes que hay que hacer en la vida y yo me emociono por hacer unos míseros macarrones… Verlos remojaditos cómo se van haciendo poco a poco... Bueno, una que es simple. A ver si aprendo a cocinar porque es algo que creo necesario y que me puede reportar muchos buenos momentos, y sobre todo buenos e intensos bocados. Mummmmmmm. A ver qué tal están porque no los he probado y los he hecho para comerlos mañana en la facul… ¡Qué emoción! Hoy ha sido un gran día porque me he dedicado a mí enteramente y he podido hacer muchas cosas que quería hacer, me lo debía… Así que he aprovechado para escribir mucho, ver la tele, cantar, tocar el piano, soñar, ponerme al día en todas mis ilusiones. En fin, evadirme de una infelicidad que me acompaña desde hace mucho tiempo. Pero bueno, todos los días hago un intento de mejorar ese aspecto en especial. Esa pequeña obsesión que no me deja en paz y que yo misma me he creado por estupidez, inseguridad… Una lástima. Pero no quiero que vuelva a significar una distracción. Nunca más. Hoy hago promesa de liberarme y no volver a caer en las redes de la debilidad. No voy a ser nunca más vulnerable. ¡Hasta mañana que aún me quedan muchas cosas por hacer! Ciao!

sábado, 21 de mayo de 2011

Pirata.

Sentada en el suelo húmedo de las mazmorras del navío infestadas de huesos, restos putrefactos de las comilonas de los piratas, excrementos y cadáveres de ratas de bodega, reflexionaba, rezaba a un Dios que me había abandonado hacía mucho tiempo. El sonido de unas botas acercándose a la celda me hizo estremecer aunque esperaba con tranquilidad. Cuando él se acercó y las luces que se colaban por las rendijas golpearon su rostro, traté de contener toda emoción. Años atrás nos habíamos profesado mutuo amor y promesas de esperanza, de una vida mejor, juntos, surcando todos los Océanos. Sin embargo, el destino quiso lo contrario y ahora todo recuerdo se había esfumado para dejar paso a una sed de venganza incontrolable. El poder le había cegado. Le miré a los ojos tratando de bucear en ellos hasta lo más profundo y encontrar a aquel chico lleno de vida que me había conquistado hace ya tanto tiempo. Sin embargo, no quedaba en él ni un ápice de ese amor. Parecía como si nunca hubiese sucedido, como si todo lo hubiera soñado yo. Eso me había hecho morir lentamente y no había mayor tortura. La realidad me golpeó estrepitosamente cuando él pronunció las primeras palabras.
- Te tengo preparado algo muy especial en cubierta... Lo he estado reservando sólo para ti, mi dulce amor.
- Déjales ir -le ordené no dejándome embaucar por su voz mentirosa. Mi tripulación había sido encarcelada conmigo tras la escaramuza. No podía hacerles pagar por mi error. De alguna forma no había querido creer en las pruebas e impulsada por la necesidad de verle de nuevo cometí la estupidez de acercarme demasiado a sus dominios. Aún era débil. Quería decirle que le amaba y que estaba dispuesta a ayudarle. Para variar él lo usó en su propio beneficio. Se hizo con mí barco,con parte de mi tripulación, con las provisiones, los restos de los motines y con las cartas de navegación.
- No cariño no. Ellos están aquí por ti. Su capitana. Su líder. Y a pesar del consabido "un capitán es el último en abandonar su barco", hoy romperemos el Código. Y ellos no tardarán en seguirte.
- No merecen pagar por un error que sólo cometí yo.
- Es probable, pero seguro que así me divierto más.
- Dime, ¿qué te hice?
- Daño.
- Pensé que estabas por encima de todo eso.
- Me abandonaste.
- Si lo hice fue porque cambiaste. Ya no era capaz de reconocerte.
- ¡Y engendraste un hijo que ahora llevas en tu vientre con aquel bastardo!
- Si supieras la verdad no pensarías así. Mi hijo no es culpable de nada. Déjanos ir. Por favor.
- Quiero verte sufrir tanto como sufrí yo. Quiero hacerte pagar tu error.
Supe que después de esas palabras no habría marcha atrás. No habría salida. El dolor que le había provocado le cegaba. Abrió la celda y me asió del brazo brutalmente, clavándome las uñas. El no haber comido durante días me había debilitado enormemente y no sabía cómo podría afectar aquello a mi hijo.
Me arrastró a la cubierta y una vez allí la lluvia me azotó con fuerza, empapándome y haciendo que se me clavara el frío de la noche en el cuerpo. Las lágrimas se confundían con el agua de tormenta. Me ató las manos a un mástil y me rasgó la camisa por la espalda para que los latigazos penetraran antes en la cane desnuda. Cerré los ojos, esperando el primer golpe del látigo, pero antes se acercó a mí y me rodeó con sus brazos.
- Así es como te quise. Siempre mía.
- Por eso dejé de amarte.
Profirió un grito desgarrador y con él me sobrevino la primera descarga de dolor. Me estremecí por el escozor y se me saltaron las lágrimas. Al primer latigazo le siguieron cuarentainueve golpes más. Dejé la mente en blanco para mitigar el dolor y me desplacé a ese lugar en el que podía estar un poco más a salvo. Con mi hijo. Sin embargo, los insultos de mi verdugo se colaban violentamente entre mis recuerdos. Me abandonaban las fuerzas. Cuando todo acabó la sangre que bañaba el suelo encharcado por los vómitos me hizo pensar que no me quedaba vida. No me respondían los músculos. Logré alzar la mirada para captar la última visión de lo que me rodeaba y deseé que todo terminara rápido. Una niebla densa cubrió mis ojos y me desvanecí.

Pirata.

La Mujer Perfecta.

Conozco a una mujer que quería ser perfecta. Conozco a una mujer que se convirtió en un espectro por conseguir su ambición. Sé que se apartó de lo que ella más amaba en el mundo, su familia. Lo dejó todo atrás. Vendió su alma. Cambió. Nunca volvió la vista a trás. Jamás se arrepintió de lo que hizo. Muchos la adoraban. Otros simplemente rezaban por su alma perdida. Ella se consumía entre las sombras y el humo de su cigarro, haciendo del mundo su fantasía. La perfección penetraba en sus sueños y le chupaba la esencia. Se quedaba vacía. Y al despertar había muerto un poco más. Disimulaba el brillo mortecino de su rostro con certeras pinceladas de un maquillaje para personas infelices.

jueves, 19 de mayo de 2011

A las mujeres increíbles.

Porque siempre quise ser como ellas. Porque siempre han formado parte de mi vida dotándola de sentido, llenándome de orgullo. Porque son la base de la Civilización. Porque fueron adoradas en los tiempos primigenios, en los que aún no se había asentado la masculinidad de las religiones antropomórficas y antopocéntricas. Porque son el caldo de cultivo primitivo en el que nos cocemos todos los seres humanos. Porque sacan fuerzas de donde no hay para sacarse adelante a ellas y a los suyos. Porque piensan cosas maravillosas, porque lo hacen todo con sobresaliente, porque han conseguido llegar a donde se propusieron y aún no está todo ganado. A todas ellas. Su admiradora.

Manifiesto, Crítica a la política de nuestros días.

Muchos creen que, como del fútbol y de la religión, no merece la pena hablar o escribir de política, que es mejor callar, que es un error, que si te inclinas por una ideología u otra pierdes mucho, que la gente te encasilla, que pierdes amigos... ¿De verdad conlleva tanta pérdida? O mejor, ¿de verdad merece que le dediquemos tanta energía? Porque si en algo perdemos el tiempo muchos seres humanos es en la política, en hablar, hablar, hablar y hablar y no llegar a conclusiones que beneficien a nuestra especie, tan avanzada y superior que se autodestruye por ideas absurdas.

Quizá es pasar demasiado superficialmente por el tema, desde un punto de vista ignorante, pueril.., sin embargo, no creo estar muy desencaminada al querer reclamar un poco más de SENTIDO COMÚN, sobre todo en esta época de bombardeante campaña electoral en Madrid y manifestación de descontento del pueblo.

La mala, torpe gestión de la crisis por parte de gobierno y oposición, los recortes sociales, los despidos (injustificados), la falta de futuro para los jóvenes, la falta de ayuda a los jubilados, a los dependientes y enfermos, la subida desorbitada de los impuestos, el ahogo de las familias, la privatización de salud y educación, la compra de los sindicatos, la falta de recursos para la investigación, la falta de escrúpulos ante los corruptos, la permisividad de la existencia de paraísos fiscales, el abandono de la gente más necesitada, la manipulación de la información en los medios.., han hecho mella en la población y NO ES PARA MENOS. El pueblo quiere SOLUCIONES REALES, no quiere oir los continuos improperios que se lanzan unos a otros en Parlamento, Campaña Electoral incluida, ni quieren ver una continua sonrisa y una frase de "no pasa nada, saldremos de esta, nos estamos recuperando" en la cara de aquellos que no sufren ni una de las consecuencias prácticas de la crisis en sus propias carnes. Es repulsivo. Si esta gente nos gobierna y no tenemos más opciones, ¿no tenemos derecho a quejarnos? ¿a sublevarnos? ¿a querer algo más y mejor? ¿No se nos dice a los jóvenes que hagamos política activa? No se de qué se quejan estos políticos nuestros. Demasiado buenos hemos sido, demasiado obedientes. Y en cuanto sacamos un poco las uñas, nos cortan las alas, como en los viejos tiempos. ¿Acaso la expresión de descontento no es una forma más de expresión? ¿Por qué les cuesta tanto admitir las críticas? No se creerán perfectos ¿no?

Por eso, desde hace tiempo se viene fraguando un movimiento, un sentir común, que no solo afecta a la izquierda, como se trata de hacer creer. El descontento es general y no solo se vive en España. Por eso han surgido voces como la de Hessel, testigo y participante de la Declaración de los Derechos Humanos, que junto a nuestro filósofo Sampedro han escrito el que será libro de culto y referencia para entender este levantamiento popular que afecta a todas las ideologías y edades, ¡Indignaos!. Y qué decir tiene que esto no solo va contra los políticos españoles sino que también va dedicado a gobiernos europeos y una gran parte de sus representantes, algunos de ellos personajes ridículos que se ríen de la propia política y se burlan de los padecimientos que asolan a millones de personas. ¿Hace falta más indicación o todos pilláis que me refiero a Berlusconi? Y también dirigido a dictadores que se han fosilizado en sus tronos a base de masacrar, exprimir a sus pueblos.., y a presidentes americanos que sólo ven armas de destrucción masiva y sobre todo petróleo, a las altas esferas políticas que guardan sus sucios secretos y pierden el culo por hacer callar a los que los sacan a la luz como si fueran terroristas.... Entonces, muy ciegos debemos estar para no ver lo que está pasando y contra lo que se está luchando. La política empieza a no ser efectiva a manos de los de siempre. Nos empieza a cansar tanta palabrería, tanto despilfarro, tanta cursilería. ¿Quién nos defiende de los políticos? ¿Dónde está el ESTADO DEL BIENESTAR? ¿Y el DESARROLLO SOSTENIBLE? ¿Dónde están los OBJETIVOS DEL MILENIO? ¿Dónde está lo que prometen? ¿Por qué nos tratan de contentar con estadísticas y gráficos cuando van a los programas de la tele? ¿Por qué nos acallan como si fuéramos animales? ¿Por qué les importa más que añadamos a "todos" "todas" si todo aquel que conoce la gramática sabe perfectamente que al decir todos ya incluyes a todas? ¿Por qué tanta tontería?

No creo que se esté pidiendo nada del otro mundo. Queremos SENTIDO COMÚN. HUMANIDAD.

domingo, 15 de mayo de 2011

Se lo prometí. Por ti Gus.

Hace tiempo me comprometí a presentarme a un concurso de literatura que organizaba la Biblioteca de la Facultad de Veterinaria cuya tema era "Hablemos de animales" y para variar el poco tiempo que tenía por aquella época, similar al de ahora, me impidió cumplir esa promesa. Al principio me sobrecogió la indeseable y temida paranoia del folio en blanco y la presión de las bases y límites del concurso, pero poco a poco fui entendiendo que probablemente podría hacer mucho más escribiendo con otro objetivo. Así fui preguntándome cuál sería el objetivo de mi ejercicio de escritura. Al principio pensé escribir una historia fantástica, con personajes totalmente ficticios emplazados en una realidad idealista. Sin embargo, deseché la idea porque otra irrumpió estrepitosamente en el curso de mis pensamientos. No escribiría una historia cualquiera porque tenía La Historia, ésa que me pedía a gritos salir al exterior. Y lo mejor de todo es que ni siquiera tenía que imaginármela porque ya la había vivido. Conocía a sus personajes de sobra y las circunstancias por las que pasaron. El destino tejió una vez más una historia maravillosa que debía ser contada. Porque ya tenía una motivación clara para escribir, un convencimiento sólido de lo que perseguía al describir esa historia, empecé a remover los recuerdos para plasmarlos lo más fidedignamente posible.


Esta historia narra un ABANDONO. Cuando veo en la tele o leo testimonios de niños o ancianos abandonados a su suerte pienso que no puede haber nada peor que ser despojado injustamente de la historia de tu vida, de tus orígenes, de tu esencia, de lo que eres, de lo que fuiste y de lo que serías. Es como si cortaran tu cordón umbilical con desprecio tirándote al cubo de la basura después, relegándote al olvido porque no cuentas con el amor que todo el mundo por derecho debería recibir. Muchas víctimas se han hecho oír por diversos medios, han contado su historia, su angustia, su sentimiento de no pertenecer a ningún lugar. Sin embargo, ¿te imaginas cómo sería ese sentimiento desesperado si no pudieras expresarte? ¿Si nadie te escuchara? ¿Si tu desgracia no tuviera importancia? ¿Si lo máximo que pudieras hacer es ladrar al viento y escuchar tu propio eco en respuesta, vagar hasta dejarte vencer por el cansancio del que no tiene destino para descansar, del que no va a ser recibido en ningún sitio porque es un perro cualquiera, un animal que no tiene valor, un ser como tantos otros que se abandonan porque "ya se las apañará, es un animal"? Esa es la historia de Gus, un cachorrillo que comenzó su andadura en la tierra padeciendo el desprecio infinito, INJUSTIFICABLE y DESPRECIABLE (respondiendo al tema del concurso... ¿de qué animal hablamos ahora? ¿Qué animal puede despreciar a sangre fría sin una razón vital? Creo que la respuesta es sobradamente conocida, ¡qué pena!)y vagó con una fractura que le habría costado la vida de no ser porque por una vez el destino quiso apostar por una criatura indefensa y salvarla del sino al que estaba destinada. Y sucedió lo que se suele llamar un giro, un golpe de suerte, el momento que todos esperamos en las películas que sabemos acaban bien porque esta historia también narra un CAMBIO. Y ¿cómo se materializó el cambio? Aparecieron en escena dos chicas que no tenían por qué haberse parado a ayudar a aquel cachorrillo pero LO HICIERON. ¿Y por qué?

¿Que por qué? Porque por eso sigo apostando por el ser humano a pesar de las atrocidades que cometen los desalmados, los que no aprecian la vida; porque por cada monstruo existe un generoso puñado de buenas personas que enmiendan los errores que otros cometen.

Estas chicas lo acogieron, le abrieron las puertas de su casa, de su familia y de su corazón, movilizaron a toda una facultad de Veterinaria (casualmente estudian Veterinaria y es algo que me enorgullece enormemente)para pagarle la operación que le devolvería una calidad de vida que por derecho natural toda criatura merece,y se preocuparon por asegurarle una nueva vida, una nueva familia, un nuevo sitio al que pertenecer. Ahora crece y vive la vida que nunca habría sido si no fuera por ellas.



A Sofi, Laura y a todos los que le dieron a Gus otra oportunidad.

Estrella Polar

A veces, cuando el ruido es demasiado fuerte ahí afuera, necesito palabras que me calmen, que me recuerden el camino que debo seguir, el que siempre he seguido. De un tiempo a esta parte algo ha cambiado en mí, ya no soy la misma. He perdido el rumbo. Mi estrella Polar, la misma que me guiaba ha desaparecido de mi firmamento. Otras estrellas me han deslumbrado y me han apartado de su luz. La luz que, a pesar de la adversidad, seguía brillando para iluminar mis pasos, entonces certeros y seguros. No sé qué día comenzó el cambio pero desde entonces han pasado muchas cosas que me han trastocado, han roto mis esquemas y mancillado mis ideas pueriles a cerca de la vida misma. La niñez me había servido de refugio, me sentía segura y valiente en mi burbuja. Nadie ni nada me habían herido jamás. Sin embargo, ahora soy un herido de guerra, un pirata vencido. Las cicatrices decoran la piel de mi corazón y son débiles, vulnerables a cualquier contratiempo por pequeño que sea. Por eso necesito refugiarme en palabras de consuelo. Necesito reencontrarme. Volver a vislumbrar mi estrella Polar y así proseguir mi camino. Ese que dejé a medias. Sé que estoy sola pero al menos lo intentaré con todas mis fuerzas. No quiero desfallecer.

sábado, 14 de mayo de 2011

Volver.

Llevaba mucho tiempo sin escribir y ya lo necesitaba. Me urgía volver a teclear frenéticamente intentando así acallar los incesantes murmullos en mi cabeza. Empezaba a enfermar sin remedio, a convertirme en una mujer gris, a tragarme el humo de mis cenizas, a regresar a un estado inerte de tristeza, envejecer. Necesitaba volver y he vuelto, para no irme jamás.

lunes, 25 de abril de 2011

Al amor de mis sueños.

Hoy he vuelto a soñar contigo. ¿Sabes que me estás matando lentamente? ¿Sabes que tenerte solo en la oscuridad de los sueños me está torturando? Dime, agridulce, cuándo te vas a mostrar por fin. ¿Cuándo voy a poder acariciar tu cara, tirarme al pozo de tus ojos, comerte los labios, enredar mis dedos en tu pelo, acurrucarme a tu lado y hacerte prisionero del tiempo conmigo? Dímelo por favor, dímelo, dímelo. Todo este tiempo sin ti, es vacío, es no existir. ¿De qué nos sirve? Te ofrezco segundos extra de vida ahora que el tiempo es tan voraz, minutos de amor, días de pensamiento alado.., te lo ofrezco todo. Te lo quiero dar todo. ¿Qué puede tener eso de malo? ¿Quién sale perdiendo? Entonces, ¿por qué huyes de mí? ¿Tan vergonzoso es lo que te vengo a proponer? ¿Por qué no haces por escucharme? ¿Qué rechazas de mí? ¿Qué es lo que te asusta? Quizá es tanto amor. En caso de ser así, lo dosificaré para que no te haga daño, para que no huyas de mi lado, lo esconderé en cada momento juntos, me negaré a mi misma y a mi sentimiento desbocado para que tu asustado corazón se acostumbre a lo que te tengo preparado. Te daré miradas contadas, sonrisas medidas, hablaré lo justo, encerraré al mirlo que salta en mi pecho cada vez que te veo, te protegeré de mí misma, me protegeré de tu inmadurez, de tu cobardía. Sacaré las fuerzas de lo más profundo de mí, no tiraré la toalla. Por ti. Esperaré. Seré tan paciente como el discurrir del tiempo me permita. Estaré allí cuando reconozcas que has perdido el tiempo buscando lo que tan cerca tenías. Entonces, cuando no quieras ser más sueño sino realidad, te acogeré, te sentiré y recuperaremos el tiempo perdido. Te quiero.

La enfermedad del querer poder.

¿Cómo puede consumir tanto la sed de poder? ¿Cómo puede ser que de la noche a la mañana crezcan tanto mis ojeras? Tengo la cabeza embotada de darle tantas vueltas a la misma idea, ésa que resuena en mi mente y de la que no puedo olvidarme porque es la indicada, la elegida, la que va a darme la gloria, la fama, la inmortalidad. La sola visión de todo el éxito al alcance de mis manos me acuna, me siento en la cima... Solo un esfuerzo más y lo conseguiré. No como, no duermo, solo pienso en la manera de conseguir esa victoria resumida en millones de aplausos. No tengo oídos para escuchar a mi alrededor, no tengo piel que me haga sentir las caricias, me consume una necesidad imperiosa de sentirme eso que veo en mi mente, ese reflejo que siempre quise que me devolviera la mirada. Sé a lo que puedo llegar y no me importa nada más que llegar aunque al final sea un despojo. ¿Qué diferencia puede haber con el ahora? Seré un despojo inmortal en mi obra. Seré recuerdo, sin embargo ¿qué soy ahora? El deseo es más fuerte que mi propia vida. Estoy a punto de conseguir la perfección, sin embargo muero. He vendido mi alma al diablo y éste es implacable. No quiere a nadie más poderoso. A pesar de todo, se las verá conmigo. Lo quiero todo. Conozco mi enfermedad y mi destino. También lo conocía Aquiles. Ambos buscamos más allá de la simpleza. Ambos sabemos que nuestra ansia de poder nos matará antes o después. Nos creeremos dioses y al instante después nos susituirán por el vellocino de oro, pero habremos sido dioses. Eso es lo que busco, ser por encima de todo. Hacer de la nada lo más grande jamás visto. Lo ambiciono todo. La muerte hará de mí leyenda, será parte de la gloria, de mi necesidad de gloria.

sábado, 9 de abril de 2011

Ella.

- ¿A qué clase de tortura la estáis sometiendo?- preguntó Christian desesperado con lágrimas en los ojos al ver a través del cristal a la criatura a la que él más amaba en el mundo deshacerse poco a poco.

- Verás,- respondió el viejo con una sonrisa sádica en los labios disfrutando de cada palabra- cada día la hacemos pensar que vas a venir al caer la noche... Ella se ilusiona, se prepara, canta, baila, te espera... Es una verdadera delicia verla con su juventud... Y cuando llega la noche le damos la noticia de tu muerte. Ella muere por dentro y yo la consuelo con una droga que la deja inconsciente y hago de ella lo que me place. A la mañana siguiente despierta sin recordar nada y todo vuelve a empezar. La volvemos a decir que vendrás al caer la noche y ya te imaginas el resto.

- Déjala libre y mátame a mí- las lágrimas y las arcadas le nublaban la vista.

- No, Christian, con la muerte todo se acaba. Y a mí me gusta así.

- Te juro que voy a acabar contigo viejo.

- Si no te mato yo antes.

Hoy he soñado

He soñado que venías a buscarme y no sabías por qué. Supongo que querías que yo te diera la respuesta. En mi sueño eres otro, eres como yo quiero que seas. En mi sueño me quieres y yo no te odio. Hoy espero encontrarme contigo otra vez en mi mente para estar a salvo de todo. Hoy te tengo preparado un cuarto casi rosa donde nadie nos mire y tú aprendas a quererme. Allí podremos abrazarnos, acariciarnos, mirarnos a los ojos, desnudarnos... Allí sólo seremos tú y yo, sentimiento. Seremos un poema de Becquer. Seremos. Al amanecer te volveré a perder pero pensaré en la próxima cita en mis sueños. Quizá en ella te diga por fin lo que siento. Tendrás respuesta.

Equilibrio.

El equilibrio es un niño en constante crecimiento. Es increíble lo vulnerable que puede llegar a ser. Diariamente lo alimento y doy fe de que mantenerlo es harto difícil. ¿Que cómo lo alimento? Veréis, es cuestión de darle una ración de realidad con buenas dosis de ilusión. Generalmente con eso le basta pero, como bien sabéis, la ilusión es cara y frágil y hay épocas de escasez en las que dejan de sembrarse los campos. El día en que no hay de esto en el plato mi equilibrio llora, patalea, se retuerce y se hace insoportable. Vivir solo de realidad te deja con hambre, no te sacia. En esos momentos lo paso mal porque empieza a rechazar la realidad, deja de comer y lo veo demacrado bajo los incipientes efectos de la desnutrición. Entonces busco desesperadamente salvarlo de ese horrible fin que visualizo en mis sueños. Me acurruco junto a él y lo envuelvo con mis brazos protegiéndolo de sus propios miedos. Y cuando se queda dormido salgo a cazar. Me vale cualquier presa lo bastante nutritiva para devolver el color a sus mejillas. Recuerdo cuando cacé una idea: hacer un blog, que resultó ser una fuente de alimento inagotable. Le supo muy bien y no la rechazó. Es más recobró las energías y comenzó a brincar y a correr a mi alrededor. Reímos juntos y desde entonces, cuando lo veo decaído abro la despensa y le escribo su alimento.

domingo, 27 de marzo de 2011

A mis amigos.

Entrasteis en mi vida hace nada y ya es como si os conociera desde siempre. Ya nos pertenecemos. Ya mi vida es porque vosotros estais en ella. Cada uno a su manera me habeis obligado a una dependencia por vuestra compañía. Gracias!

martes, 22 de marzo de 2011

Preguntas.

¿Es posible que uno se canse de todo? ¿Es posible alcanzar la desesperación más absoluta? ¿Cuál es la profundidad del pozo en el que podemos caer? ¿Es posible contabilizar los pensamientos oscuros? ¿Podríamos cuantificar toda la energía negativa que podemos acumular? ¿En qué parte del cerebro se registran todas esas emociones, frustraciones, miedos, fobias, agresividad, pesimismo? ¿Cuánto podemos llegar a cambiar desde que somos niños hasta convertirnos en sombras? ¿En qué momento de nuestras vidas se trunca nuestro destino o estamos predestinados a ser monstruos infelices y depresivos? ¿Por qué unos caen y otros no? ¿Cuál es la razón de la felicidad? ¿Cómo se puede llegar a ella? Debe ser algo posible de alcanzar pero por qué no está al alcance de todos o por qué estamos tan ciegos como para no verla o por lo menos buscarla? ¿Los genes nos pueden llevaar a la autodestrucción? Si solo somos energía, si nos movemos y sentimos y recordamos gracias a la transmisión de señales eléctricas y químicas, si estamos cortados por el mismo patrón, si estamos hechos de la misma sustancia.., qué nos lleva a tales abismos? ¿Qué se encierra en la mente? ¿Acaso el subconsciente quiere vengarse de tantos años de represión? ¿Qué parte de nosotros nos domina? ¿Cómo podemos controlarlo, manejarlo? ¿Realmente podemos o es una lucha en vano puesto que es la propia mente la que se trata de estudiar a sí misma? ¿Puede el universo estudiarse a sí mismo y su complejidad? ¿Puede Dios querer saber qué es Dios? ¿Es aconsejable vivir bajo esa sensación de no poder controlar nada? ¿Es eso saber vivir? ¿Saber ser, existir?

domingo, 20 de marzo de 2011

Quisiera ser Pirata

Quisiera ser pirata y cantarle a la Luna, surcar los Siete Mares, sentir la brisa marina, conquistar tesoros, corazones y al llegar mi hora, hundirme.

sábado, 19 de marzo de 2011

A la Música.

Tengo tanto que agradecerte que no sé por dónde empezar. Quizá lo correcto y más coherente sea el principio, ¿te acuerdas de la primera vez que me atrapaste? Jugaste sucio, te hiciste hueco en mi vida cuando yo aún no tenía autonomía y no podía defenderme. Me bautizaste en tus aguas sin permiso. Me convertiste a tu religión y desde entonces te pertenezco. Soy tuya. Cuando me envuelves pierdo la razón, soy tu marioneta. Tú mueves mis hilos. Das sentido a mi vida. Vivo por ti. Me has enamorado, me has atrapado, has secuestrado mi alma y lo peor de todo es que no tengo remedio. Ya no hay cura. Nadie puede salvarme. Nadie puede ocupar tu lugar, el lugar que te pertenece por derecho o fuerza bruta. Hasta ahora has sido mi ángel pero ¿qué relación nos depara el futuro? ¿Amor, odio, ambas? Te propongo un trato: seguiré a tu lado si tú prometes no abandonarme nunca a mi suerte. Y te querré y te amaré por más que me cueste. Y te seguiré fielmente allá adonde me quieras llevar. Hasta el fin de mis días. Me verás ir como has visto ir a todos aquellos que te han vendido su alma, todos tus amantes. No me importa ser una más si es la única manera de estar contigo. Te quiero.

A ti papá. Felicidades.

Eres el ser más importante de mi existencia. Mi pilar. Mi modelo a seguir. Mi ideal. Mi ejemplo de lucha, sacrificio y amor. La meta de mi viaje. Soy tu versión mejorada. Siempre algo más, aunque no habría sido sin ti. Perdóname por no agradecértelo lo suficiente cada día. Gracias por recordarme dónde está mi hogar y tener siempre la puerta abierta. Sé que en estos momentos difíciles hemos perdido el rumbo pero te prometo que la poca fuerza que tenga la voy a poner en arreglarlo y darte la vida que mereces.

Vida.

Toda una vida para vivir. Se me antoja regalo difícil de igualar. No hay bien más preciado. El don más sagrado. La creación perfecta. Una idea genial. El plan definitivo. Un conjunto armonioso y silencioso perfectamente coordinado desde el inicio que se va haciendo poco a poco. Demasiado que agradecer. Demasiado que llorar cuando se va o desaparece cruelmente de la faz de la tierra, adonde pertenece por definición, por derecho.

La sombra del amor.

La sombra del amor es alargada. Es espina. Agujero negro. Un vacío irremediable. Un acorde disonante. Una melodía inacabada. Sabor amargo puntilloso, corrosivo. Hiedra que te atrapa. VIento que arrecia. Huracán que te envuelve. Fuego abrasador. Puñal de hielo. Pintura negra. Rémora del corazón.

La mecánica de mi corazón.

Dentro de mí ha fallado la mecánica de mi corazón. La misma que yo creía indestructible, la misma cuyas piezas tanto tiempo me había llevado encajar correctamente para que todo fuera bien. ¿Qué pude hacer mal? Engrasé los mecanismos día a día, lo mimé, lo alimenté, enseñé a otros a cuidar de él, lo guardé bajo llave todas las noches con el único propósito de que nadie pudiera herir mi frágil, voluble corazón, y sin embargo, algo ha logrado burlar las barreras y resquebrajarlo sin piedad. Ahora sangra irremediablemente y el latido es cada vez más débil. Necesito encontrar el fallo del mecanismo y arreglarlo o de lo contrario moriré. Necesito encontrar a quien lo pueda arreglar antes de que sea demasiado tarde.

La madurez del pensamiento.

Es algo curioso observar cómo vamos cambiando. El tiempo y las experiencias nos moldean. Te miras al espejo y no puedes evitar pensar el poco tiempo que te queda para todo y cómo tu cuerpo te va dando muestras de ir agotando su energía. Es curioso analizar no sólo el cambio físico, sino también el psíquico. Lo oímos muchas veces cuando un artista habla de su nuevo trabajo "más maduro que nunca", en el que se define mucho más su crecimiento personal. Al analizar tu vida retrospectivamente, lo que has vivido, cómo te has enfrentado a ello, te das cuenta de que desde tu nueva posición posiblemente te enfrentarías o lo encauzarías todo de otra manera, no le darías la misma importancia.

Comenzamos a andar inexpertos por la vida, felices, radicalmente inocentes, abiertos a todo, curiosos, incautos, enamorados... Pero, a medida que la vida nos cierra puertas o nos amputa las alas, se va adhiriendo a nuestras neuronas una capa de una sustancia oscura difícil de disolver, que va creciendo, enraizándose y diseminándose por nuestro ser doblegándolo, domesticándolo, convirtiéndonos en seres oscuros, en definitiva, hombres y mujeres grises. Los mismos que perseguían a Momo por creerla un peligro potencial para su banco de tiempo. Sin embargo, es parte de la vida. Es la estrategia que nos permite sobrevivir, enseñar, prevenir, aconsejar a otros, crear y cuidarnos a nosotros mismos de los peligros que nos acechan. Pero también es un monstruo que puede despojarte de tu propia voluntad, que puede pactar suciamente por tu alma, sin darte sosiego, que te viste de anciano cascarrabias a los ojos de los demás.

Sé prudente, cambia, madura, pero consérvate, no te vendas, no te rindas.

jueves, 10 de marzo de 2011

A mi hermana.

La veo ahí dormidita y pienso en el tiempo que hemos pasado juntas, lo que hemos vivido, tantas experiencias, tantos momentos, lo que hemos significado la una para la otra. Somos uña y carne. Una unión estrecha. Algo infinito en el tiempo. Árbol y raíces. Río y meandro. Circo y nieve. Una coexistencia. Simbiosis.

TE QUIERO.

Aborto.

Hoy lo he perdido todo. Aquello en lo que había puesto toda mi ilusión, mi energía, mi vida, ha desaparecido. Se ha ido. No sé reaccionar. De repente me siento vacía. Algo en mí ha fallado. Una parte de mí ya no será nunca más. Lo siento tanto. Pero no sé a quién llorar. Cruel destino que te llevas de mi lado mi bien más preciado. LLevo mis manos a mi vientre queriendo recuperar lo que ya no volverá, recordando ese tiempo maravilloso en el que tuve a mi hijo dentro de mí.

Condesa de sangre.

Bathory era su apellido y su maldición. Mujer de alta alcurnia y reservada belleza, lo quería todo. Hizo llamar a una sirvienta a su habitación y con ojos viciosos la deseó. Tal desenfreno la superó y en un intento de herirla gravemente, cogió las tijeras clavándolas en el vientre de la muchacha. La sangre chorreó a borbotones y lejos de repugnarla, la condesa hundió la cara en la herida y lamió la sangre. Desquiciada por aquel poder que la inundaba y la creencia de que la sangre de la muchacha la rejuvenecería siguió hiriendo la piel de la joven haciendo brotar la sangre. Cuando la sirvienta hubo perdido la consciencia, la condesa la arrastró haacia su baño y la desangró por completo. Ceremoniosamente, como si fuera un ritual sagrado, se desnudó y se introdujo en el baño de sangre y fluidos. Entrar en contacto con aquellas sustancias la llevó al éxtasis, como si de un orgasmo se tratara.

Muchas fueron las jóvenes que sufrieron torturas similares. La condesa, una vez descubiertas sus prácticas repugnantes y diabólicas, fue emparedada en su propia habitación. La leyenda cuenta que agonizó perseguida por los fantasmas de todas sus sirvientas maltratadas.

Corto pero intenso.

Bailamos en la noche, hacemos de la habitación nuestra pista de baile. Te beso, me besas. Te acaricio, me arrastras a la cama...

Erótico. Húmedo. Salvaje.

Esperó a que la noche la envolviera en tinieblas. Se hallaba sola en la habitación, su cuerpo desnudo, su corazón palpitante. Con la mano recorrió su piel con la dulzura del que se ama. Rodeó sus pechos, encontró su ombligo, su vientre.., oleadas de espasmos la recorrían entera, frotaba sus ingles con movimientos pausados.., siguió acariciándose llevada por el deseo. Algo le decía que no siguiera, quizá tantos años de opresión y sometimiento, el miedo, el pecado, el pudor. La sensación de libertad que le daba la oscuridad era una auténtica válvula de escape a una vida monótona, sin aspiraciones. Su respiración se agitaba. Por fin llegó a esa zona prohibida que había descubierto años atrás y guardado como un tesoro. Raras veces había recurrido a la masturbación pero una secreta sed de rebeldía se había apoderado de ella. Comenzó a moverse lentamente saboreando cada sensación, cada jadeo, cada gemido... Estaba a salvo, en un lugar al que solo ella podía acceder. Se amaba más de lo que ningún hombre la había amado. Su mente la alejaba del ruido, la abrazaba y susurraba palabras de deseo que nunca antes había oído. La frecuencia de su respiración se aceleraba, cada vez más intensa, abría la boca dejando escapar los gemidos, su cuerpo se retorcía bajo las sábanas, su espalda se arqueaba, sus piernas necesitaban abrirse más y más. Se entragaba totalmente a la invisibilidad de un miembro que se hacía físico en su mente. Abandonada, desprovista de toda autonomía sabía que no había forma de parar. Se preparó para ese momento gozoso, intenso, sublime, ínfimo.., la mente en blanco, sonrisa en los labios, incipientes lágrimas de felicidad. Lo había hecho. Nada ni nadie se lo había impedido. Había sido libre por un momento.

domingo, 6 de marzo de 2011

Alzheimer.

Cuando la veo con la mirada ausente comiendo pipas sin parecer importarle nada lo que ocurre a su alrededor, cuando no sabe dónde colocar el servilletero en su propia casa, cuando no es consciente de la muerte de su propia hermana, cuando llora porque mi tía se va, cuando la pregunto por lo que ha comido y recurre a una ingeniosa respuesta.., sé que parte de ella se ha ido ya y no volverá. Su esencia de mujer fuerte, orgullosa, independiente se manifiesta de vez en cuando pero ya no es lo que era. Ahora mi abuela es una mujer sana pero sin recuerdos. La enfermedad se los ha borrado de un plumazo. Como consolación le ha permitido conservar los de su más tierna infancia que parecen grabados a fuego. Sólo cuando recurre a ellos recobra su carácter. Sin embargo, sus últimos años no serán más que olvido. El ser humano vive experiencias para poder recordarlas alguna vez, pero ¿qué pasa si no puedes acceder a tus propios recuerdos? ¿Qué clase de castigo es ése? ¿Este es el precio que hay que pagar por una vida longeva? Éste es otro de los motivos por los que escribo todo lo que puedo, todo lo que vivo. Quizá algún día tenga que recurrir a mis diarios para evitar que la sombra de la enfermedad motive a mis descendientes a sufrir y escribir lo mismo que sufro y escribo yo ahora.

Dime qué sientes.

Dime qué sientes cuándo te miras en mis ojos. Dime qué sientes cuando te miro. Porque cuando me lanzo al oscuro vacío, al pozo sin fondo de tus pupilas me siento desnuda. Siento tantas emociones a la vez... Te quiero, te odio, te necesito... Me asusta que salga tanto de ti. Me asusta porque no lo puedo controlar. No me puedo controlar. No sabes el peligro que corres cuando te aventuras a estar a solas conmigo. Te prevengo por amistad pero en lo más profundo deseo que caigas.

El chip de la felicidad.

Una mañana una profesora me dijo que no tuviera tan altas expectativas ni de la vida ni de mí misma. ¿De verdad fue capaz de ver entonces el abismo por el que he atravesado al darme cuenta de la repercusión de sus palabras? ¿Quiso prevenirme de la infelicidad continua? ¿Quiso evitar el halo de tristeza que no abandona mi mirada desde entonces? ¿Quiso alertarme del problema que supone la ilusión desmedida por un mundo mejor? ¿Quiso darme a entender que la sombra de la enfermedad y la muerte siempre nos acecha extrayendo cada gota de nuestra energía y que no podemos hacer nada para evitarlo? Me pregunto si es cosa natural el que, con el paso del tiempo, con la edad y la experiencia, el ser humano se doblegue ante el poder, la muerte, las injusticias y las normas establecidas. Me pregunto si la lucha individual por la felicidad no puede extenderse a toda la Humanidad en pos de conseguir beneficios comunitarios. ¿Por qué nos dejamos vencer tan pronto? ¿Acaso nos colocan al nacer y con duración de quince años el chip de la felicidad para luego desconectárnoslo de golpe y olvidarnos a merced de una suerte que en muy pequeña proporción depende de cada uno de nosotros? ¿Quién maneja los hilos? ¿Quién o qué nos conduce hacia la pasividad y la desilusión? ¿Por qué se nos acaban las pilas tan pronto? ¿Qué te ayuda a recuperar la energía cada día? ¿Qué te impulsa a seguir, a no desfallecer? Quizá sea la brevedad de la vida la misma que nos da estos batacazos sin pedirnos permiso y nos alienta con pequeños retazos de felicidad.

Manifiesto de una loca.

El mundo está lleno de locos que se atreven a decir lo que otros ni siquiera conocen. Llámame loca entonces por decirte lo que a lo mejor no conoces. Insúltame por plantar ante tus ojos lo que no te has atrevido a leer hasta ahora. Hazme responsable de tu cambio. Como todos los locos creo que mi cometido es abrirte los ojos a mi realidad. Llamar tu atención. Usar las armas que tengo a mi alcance para atraparte. Seducirte. Convencerte. Despojarte de tanta mojigatería. Llamarte a la rebelión contra ti mismo. Cambiar tus reglas de juego. Romperte los esquemas. Destrozar tu vida ordenada. Hacerte estar a disgusto contigo mismo. Revolucionarte. Ponerte en continua sensación de peligro. En guardia. Alertar tus sentidos. Exigirte vivir plenamente. Hacerte llorar. Hacerte sentirte solo en tu propio mundo para que lo cambies. Para que dejes tanta puta mentira a un lado, tanta maldita corrupción, tanto egoísmo, que dejes de ser ese engendro que quieren que seas, que te rebeles contra la GRAN MENTIRA que hemos creado, para que me mires a los ojos y no te avergüences de tu propio reflejo débil y enfermizo, que se te salgan los intestinos cuando comes viendo el telediario como si fuera una película americana y engulles sin atender a los llantos de tus semejantes, que te escuezan las heridas que el tiempo te ha hecho, que te carcoma la conciencia cuando te gastes tu pequeña fortuna en trapos que sólo te hacen ridículo y retraigas la mano cuando te pide dinero el necesitado, porque te vistes como un payaso para interpretar un papel y luego te pudres por dentro, te ahogas con tanto maquillaje, no te reconoces. Vendes tu alma. ¿Qué es lo que quieres? ¿De verdad lo sabes? ¿De veras ves tu futuro como algo que merece la pena? ¿Por qué luchas? Dime, ¿qué te mueve a ser tan estúpido, tan arrogante, tan mezquino, tan cínico, tan tremendamente inhumano? Llámame loca, lanza improperios contra mí, enciérrame, emparédame, lapídame, échame a los leones, pégame un tiro en la nuca, dislócame el cuello, sácame los ojos, mutílame, rocíame con ácido, córtame la lengua, quémame, envenéname, tortúrame como has hecho a lo largo de la historia. Porque te duele tanto loco. Te da dolor de cabeza. Te parece que siempre habla de lo mismo y no son más que calumnias lo que dice. Tú prefieres tu mundo sin complicaciones, con tus privilegios a buen recaudo, tu capital encerrado en una cámara a tu plena disposición para comprarte mierdas de oro y lo demás te la suda. Das pena. Sigue limpiándote el culo con tu oro, tus riquezas, tu comodidad, tu ignorancia. Pero te diré que tienes el mismo final que todos, que ni tu oro ni tu rectitud moral, te van a salvar y cuando te lamentes en tu lecho de muerte de tanta tontería será demasiado tarde. Lejos queda el ritual de la momificación de los faraones con todas sus riquezas. Ya les has visto decrépitos, reducidos a pruebas de carbono catorce. Por ti no se removerán tierra, mar y aire por muchos bienes que atesores. No te confundas. No vivas en un error. Permítete el lujo de renunciar a una vida de cerdos. Atrévete a cultivar otro tipo de bienes, haz de este mundo lo que todos soñamos que sea. No dejes que el ser humano siga convertido en un animal de producción. No vivas en un craso error. Te lo debes. Nos lo debes a los locos. No permitas que se sigan malgastando vidas en la transmisión del mensaje. No permitas que suceda la tragedia. No llegues a ella.

Desnuda tu alma. Sé diferente.

Cuando uno decide convertirse en escritor (no entraré en el debate de si escritor se nace o se hace porque para mí es una forma de vida que por instinto y necesidad quieres desarrollar) bebe de las fuentes, de la historia, de las experiencias de los que ya han probado la maravillosa droga de la palabra escrita, del día a día, de su propia experiencia, de su bagaje espiritual... Los maestros te invitan a abrir los ojos, a mirar el mundo como solo lo sabe observar el escritor, cronista e inventor al tiempo.

Entonces ocurre lo maravilloso: RENACES. Te enfrentas al mundo desnudo con las ganas de desentrañar sus secretos y revelárselos a tus semejantes, sin miedo. De repente ganas visión. Ganas altura. Te elevas, agudizas los sentidos, te transformas en una criatura pura, inocente, incorrupta, la esencia humana te acompaña, dejas de ser lo que eres todos los días para ser algo más, lo que verdaderamente eres y nadie ve porque lo hemos olvidado. La sociedad que hemos creado con el tiempo no es la que por naturaleza nos corresponde porque nos despoja de todo lo que hace grande al ser humano. Pero qué fácil es sucumbir ante ella y sus múltiples premios que nos hacen olvidar la verdadera necesidad del ser humano. Ser.

Mirar a nuestro pasado más primitivo puede revelarnos verdades que hemos querido ocultar en pos de una vida llena de comodidades y placeres a corto plazo. Sal de ahí. Conviértete en el ser humano que eres. Desnuda tu alma. Sé diferente. Sé esa persona que camina por el mundo con la sencillez del que observa y vive porque para eso ha nacido. Sé árbol que crece al Sol, sé río que atraviesa montañas, sé pájaro que sobrevuela la tierra. Mira con ojos diferentes. No vuelvas la vista atrás ante lo que es tu propia realidad. Conócelo todo, empatiza con tus semejantes, reconócete el derecho de ser tú. No sucumbas. Tienes energía de sobra para salir del pozo de la ignorancia. No te conviertas en ceniza, sé ave fénix. Sé viveza, energía, pureza, alma, esplendor.

Desde mi humilde opinión te invito a que renazcas, a que aprendas a mirar el mundo de otra manera, escríbelo y ámalo. No temas desnudar tu alma, limpiar tu mirada, observar con la paciencia del ser que es naturaleza, gánale la batalla a los miedos de una vida limitada, unos sentidos limitados, sé más, puedes serlo. Lo eres.

6 de marzo. Renovadas energías.

Hoy 6 de marzo, me han despertado los haces de luz y al desperezarme me han inundado la mente nuevas ideas, nuevos propósitos, nuevas historias que contar... Sin más dilación, después del desayuno en familia las ganas de escribir se han apoderado de mí y he comenzado a teclear fugazmente mis primeras palabras del día. Es una sensación extraña, como si acabara de nacer y tuviera que esforzarme por lanzar al aire un primer sonido articulado ante las caras expectantes de mis padres. Poco a poco las ideas adquieren un cuerpo en mi mente, les voy ganando el terreno, no se me van a resistir porque sé que están ahí y lo único que tengo que hacer es dejarlas salir. Ellas mismas se van abriendo paso casi sin dificultad. Es realmente excitante el proceso. Comienzas de cero pero es inevitable avanzar, conseguir metas. Es el reflejo del constante espíritu de superación. Con las energías renovadas prometo alcanzar los sueños por los que navego cada noche.

sábado, 5 de marzo de 2011

A un amor por venir.

No sé dónde estás, si te tengo delante o estás a años luz. Sólo sé que ya te quiero. Y es un amor que viaja en el tiempo, que te quiere encontrar, que te quiere hacer pasado, presente y futuro. Pienso en ti a todas horas y no sé siquiera qué aspecto tienes ni si tú sientes lo mismo, si me buscas como yo te busco a ti, en silencio. Ahora eres amor en potencia y quiero que llegue el día en el que te hagas realidad. Sé que ese día se acerca inexorable. Créeme que lo ansío, que deseo que irrumpas con fuerza en mi vida y encontrarte en mi camino y agradecerte a Dios como agradezco mi propia vida cada día. Quiero que sepas que te espero y que siempre te estaré agradecida porque te lo deberé todo. Perdóname si estoy ciega y no te veo. Haz todo lo posible por sacarme de mi error. Te quiero, siempre te he querido y siempre te querré.

A ti lector.

Sé que estás ahí, leyendo ávidamente mis palabras. Bebiendo de ellas como si fuera el primer calostro de tu corta existencia. La intuición te arrastra a ellas porque te dan la vida. Las necesitas porque te calman, te sacian, te alivian. Esperas mucho de ellas. Lo esperas todo. Tienes mono como lo tengo yo. Necesitas tu dosis diaria. Es lo único que te permite ese momento de íntima unión a lo más profundo de tu ser, a tus deseos, tus fantasías, tus necesidades, tus frustraciones... Y de algún modo también te une a mí. No nos conocemos ¿o quizá sí? Es probable que lleguemos a conocernos demasiado, que conectemos demasiado por ese fortísimo lazo que crean las palabras que hablan por nosotros, que dicen lo que no nos atrevemos a decir. Están por encima de lo físico, no tienen ataduras. Son libres, como tú y yo en este mismo instante. Sólo tú decides cuán fuerte puede ser esa íntima unión. Tú y sólo tú decides en qué momento me dejas entrar en tu vida. Sólo tú puedes poner fin a nuestro momento. Esta mágica unión es lo más parecido que hay al amor. No hay interés, tan sólo un espacio y un tiempo compartidos. Por eso yo también necesito de ti. Estoy enamorada de ti. Saber que estás en algún sitio sintiendo lo que yo siento me calma porque escribo para ti, por ti, porque sé que tú me leerás. En algún momento te acordarás de mí y volverás a mis palabras, porque son nuestras. Ya no sólo son mías. No sólo las siento yo, sino que son de los dos. Tuyas y mías. Te doy mi vida, cada segundo de mi tiempo es para ti. Mi intimidad es tuya. Tómala como un regalo desinteresado. Consérvalo en tu memoria y cúrate las heridas con cada palabra. Recuérdame y llévame siempre contigo. Te quiero.

domingo, 27 de febrero de 2011

Los días negros.

Hoy es un día negro. ¿Que cómo defino yo un día negro? Muy sencillo. Es un día precioso, soleado, los niños juegan en la calle, los pájaros trinan anticipando la llegada de la Primavera... Pero dentro de ti es invierno. Pero no el invierno de las postales navideñas, no. Es una estampa muy diferente. Hace frío, un frío punzante que se clava como mil agujas y estás solo sintiendo ese frío. Intentas hacer una pequeña hoguera con las ramas que has ido recogiendo para estos días, pero el frío puede con ella. La mirada se pierde en el infinito, estás desorientado, la nieve cubre los caminos y no sabes qué dirección tomar. Intentas gritar para que alguien te ayude pero nadie te oye porque el vendaval los ha obligado a encerrarse en sus hogares acogedores. Intentas llorar, pero se te congelan las lágrimas antes de salir. Simplemente te quedas paralizado esperando que pase el crudo invierno. Hoy es uno de esos días.

sábado, 26 de febrero de 2011

El creador de pájaros. A mi abuelo Félix.

Siempre me he sentido muy afortunada porque he conocido a lo largo de mi vida personas admirables. Este mes hace ya 5 años que falta mi abuelo, otro ser extraordinario de los que tanto me gusta presumir. Era un artista por encima de todo. Nació en un pueblito segoviano, fue monaguillo, barbero y trabajador de la madera. Mi padre me cuenta que cuando iba abuscarle al trabajo se quedaba absorto al verle en su día a día cortando los troncos y arrastrándolos él solo con increíble desparpajo. El dominio que tenía de las herramientas y de las maderas definió el que sería su hobbie en sus ratos perdidos de jubilado. Creaba pájaros de madera. Primero dibujaba la silueta sobre tocones de madera cuidadosamente elegidos por él, luego la tallaba gruesamente para después limar las astillas con el mimo del artista. Así, las aves renacían con las suaves pinceladas de color con las que acariciaba sus cuerpecillos. Es la mejor herencia que nos ha podido dejar. Los pájaros le lloran.

jueves, 24 de febrero de 2011

En blanco.

De repente ocurre. Sin pensarlo. Sin quererlo. Te quedas en blanco ante la pantalla del ordenador. Nunca antes te había ocurrido. Los dedos paralizados. Siempre habías gozado de una buena imaginación, un caudal de ideas inagotable. Pero de repente un día dejas de pensar. Vivir de tus propias angustias, tus pasiones, tus ideas, es algo que pertenece a una etapa pasada de tu vida. Una etapa que a todo el mundo gusta, que todo el mundo reconoce y lee rememorando sus propias vivencias. Pero se ha acabado. Ya no hay más camino. Sabes que el siguiente paso es incierto. Que más allá sólo hay abismo. Ahora te da miedo incluso traspasarlo porque no sabes dónde caerás o si te dolerá la caída. Balbuceas palabras, el comienzo de una historia, pero fracasa estrepitosamente en tu mente. No va a ningún sitio. Se despedaza a medida que borras cada palabra que tecleas en un frustrante intento por dar con la única, la que te llevará al éxito, la que servirá de hilo conductor de una historia más. Pero sabes que no funciona, que te estás engañando, que hoy no es tu día y que deberías abandonar.

lunes, 14 de febrero de 2011

Mi abuelo. Memoria de un trabajador.

Mi abuelo es un ser extraordinario. Como él queda poca gente. Vivió las penurias de la guerra civil con la esperanza de que pasaran pronto y pudiera olvidarlas, pero nada más lejos de la realidad. Ahora,75 años después de aquella desgracia y atado a una sonda de por vida,cuando no le ve mi abuela trata de convencerme para escribir su historia, ésa que tantas veces me ha contado de camino al pueblo. Una historia que comienza con un chaval de quince años, el segundo de cuatro hermanos, en el humilde pueblo aragonés de Torrelacárcel. La vida transcurría con la tranquilidad con la que discurre fuera de las urbes. Una vida de campo y trabajo familiar, sin mayores expectativas. Sin embargo, mis bisabuelos inculcaron en mi abuelo un afán por aprender y cultivarse poco común para las gentes sencillas, y buscar una mejor vida en Madrid, la Tierra de las Oportunidades, donde la experiencia en la servidumbre y la costura de tías y primas alentaba a los más pequeños. La República le brindó la oportunidad de destacar en el colegio, pero poco duraron los sueños de futuro. El cambio fue durísimo. El estruendo de los aviones sobrevolando esa pobre tierra amedrentaba a los niños. Las bombas caían sin importar dónde. El miedo se clavaba en los huesos y el hambre los volvía frágiles. Los adolescentes se preparaban para ir a las filas sin saber por qué iban a morir. Así perdió a su querido e inseparable hermano mayor, Pedro Miguel,y así detestó la guerra por encima de todo. Tuvieron que huir de allí en carros tirados por mulas y atestados de ancianos, niños y embarazadas, entre ellas su madre, y buscar refugio en Castellón. Los años de la posguerra fueron duros, era la época de la escasez y la represión después de la Tormenta. Mi abuelo fue llamado para cumplir su servicio militar pero siguió buscando refugio en la cultura. Se preparó par entrar en la Renfe en una pensión de Madrid, por fin estaba luchando por su anhelado futuro, pero el destino quiso que no tuviera sitio allí. Por aquel tiempo, los contactos eran imprescindibles para poder subsistir y gracias a ellos mi abuelo pudo ejercer de contable en el Ministerio de Agricultura y el Consejo de Veterinarios realizando un brillante trabajo. Cada vez que llega a esta parte, mi abuelo no hace más que agradecer a sus mentores y a sus patrocinadores todo lo que hicieron por él y también recuerda con un brillo especial en la mirada la primera vez que vio a mi abuela, una mujer guapa, elegante, bien puesta,como dice él,e inteligente que le cautivó desde el primer momento y que le ocultó su edad y dio calabazas, todo hay que decirlo. Pero los aragoneses, ya se sabe, son cabezoncicos como ellos solos. Y con el arrojo de un galán de Hollywood, se casó con ella. Tuvo dos hijas maravillosas por las que luchó por dar lo mejor. Ejerció de padrazo, a pesar de que el trabajo le ocupaba gran parte de su tiempo, y con el paso de los años, la fortuna me lo dio como abuelo. Me cuidaba, me recogía del colegio, me llevaba a su casa a comer, jugábamos en el parque a lanzar unas canastas, veíamos a los abuelos jugar a la petanca, me llevaba a los museos, me abrió una cuenta en el banco, siempre me regaló los más bonitos juguetes, me enseñó todo lo que supo, me animó a tocar el piano, estuvo en los momentos más importantes de mi vida pero lo que él no sabe es que lo mejor que me ha podido pasar es tenerlo a mi lado todos estos años. Ahora, está en su casa contando las horas que le quedan a la semana para que yo vaya a verle el sábado y yo no hago más que agradecer que haya personas como mi abuelo Marcelino. Te quiero abuelo.

domingo, 30 de enero de 2011

Abdem.

Todo había terminado. Nada importaba ya. No había luz más allá de aquel momento. No merecía la pena seguir adelante. Aquello por lo que había luchado, aquello que había amado como nunca hubiera podido imaginar, yacía ahora inerte a su lado en el viejo camastro de aquella tienda perdida en la inmensidad del desierto africano. Los efectos de la droga que el asesino había vertido en su vaso mientras dormía empezaban a remitir y un dolor agudo se apoderó de ella. Llevó sus finos y blancos dedos a aquella piel oscura como el ébano que tan sólo unas horas antes la había hecho vibrar bajo las sábanas. Deseó con todas sus fuerzas fundirse con él y la desesperación la llevó a hundir sus uñas en la carne del Tuareg. Se llamaba Abdem.

No va a venir.

No va a venir- pensó Emma decepcionada mirando tras los cristales de la habitación de aquel solitario caserón. De fondo, la tos desgarrada de su hijo pequeño le golpeaba el pecho produciéndole un dolor insoportable. Se volvió hacia él y se sentó a su lado.
- Tranquilo mi niño. El doctor no tardará. Seguramente no habrá encontrado el camino pero seguro que vendrá- parecía que diciéndoselo en voz alta acabaría sonando como una verdadera justificación. El doctor le había dado su palabra. Iría a sanar al niño y nada más. No podía fallarle. En eso no. Su hijo era su prioridad no sus deslices amorosos. Se había jurado no volver a desearle por nada del mundo. Era una dolorosa necesidad que ella misma se había impuesto. Ya había sufrido demasiado por amor y no volvería a caer en los desesperados brazos del deseo. La segunda guerra mundial parecía inminente y sabía que al doctor lo llamarían para atender a los soldados heridos pues pertenecía a los altos escalafones del Ejército Británico.

Marinero hasta la muerte

“Hola papi.
Nada ha cambiado en el pueblo desde que te fuiste.
Los viejos del pueblo todavía me llaman “El milagro de Dios”.
Puede que en cierta medida tengan algo de razón pero yo no me considero tan especial.
Sólo yo sé que tú fuiste mi verdadero ángel de la guardia aquel día. ¿Lo recuerdas?
Yo sí. Demasiado intensamente. Tanto que aún sueño con ello. Es mi pesadilla constante. Incluso despierta oigo tu agonía. Todo está demasiado bien grabado en mi mente…
Habíamos salido a pescar en “La trucha” con tu colega Fernando. ¿Recuerdas aquella embarcación tan cutre que te había regalado el tío Emiliano? Dios mío era horrible. Pero a pesar de todo era acogedora. Además lo único que importaba era que estábamos los dos. Tú y yo. Como los piratas de las historias que me contabas de pequeña antes de ir a dormir aquellas frías noches de invierno que predecían tu marcha a alta mar.
Siempre quise ser uno de ellos. Notar el gélido viento salado remover mi pelo y pegarse a mi piel. Y por delante todo un océano por explorar. Solos tú y yo. Padre e hija. Maestro y aprendiz.
Aquella mañana todo era perfecto a pesar de que sabía que a la mañana siguiente te irías de nuevo a arriesgar tu vida persiguiendo a aquellos condenados bancos de peces.
Sin embargo, no podía permitir que ese tipo de pensamientos me abrumara. Quería estar contenta y contagiarte con mi alegría.
Pasamos una mañana estupenda. Mientras Fernando hacía la comida tú me contabas esa leyenda que tanto te gustaba sobre el monstruo gigante de escamas de oro y que por eso todas las noches salías a intentar cazarlo, para poder comprarme esa muñeca que se me había antojado y regalarle a mamá un anillo con nuestros nombres grabados.
Eso te hacía grande, papá.
Si te tuviera aquí te abrazaría como nunca. Pero sé que eso no es posible. Ya no. Y me arrepiento. Te echo de menos. He crecido, he madurado y he aprendido a recordarte con una sonrisa. Ya no lloro. Pero cada día me levanto con impotencia por no haber sido capaz de salvarte. Maldita tormenta.
Todo empezó a eso de las nueve de la noche. Las nubes que se habían formado comenzaron a descargar toneladas de agua. Los aparatos no habían predicho aquella tormenta.
El viento empezó a rugir sin piedad levantando olas que chocaban violentamente contra nuestra embarcación y nos hacía tambalearnos peligrosamente por la cubierta. Se me revolvieron las tripas al instante y no pude evitar echarlo todo allí mismo.
Entonces tú te apresuraste a darme aquella pastilla que me tomaba siempre que me inundaban las náuseas y temiendo por mi salud me llevaste a la cabina. El calorcito me dio la bienvenida.
El mareo no parecía remitir pero me permitía atisbar vuestras figuras en la oscuridad de la noche llevando cubos de agua para achicar el agua que empezaba a inundarlo todo.
Entonces haciendo todo el acopio de valor que pude salí a la cubierta y me abofeteó el viento gélido que rugía con gran fuerza. Tenía que ayudarte. Fue estúpido, ya lo sé. Pero no podía permitir que aquella tormenta lo arruinara todo.
Entonces me agarré fuertemente a las cuerdas y cogí el cubo más cercano.
Las olas nos engullían y el barco se mecía aún más peligrosamente. Fue en una de esas estocadas en las que salí disparada por la borda. Intentaste aferrarte a mi mano pero la humedad lo impidió y caí al agua embravecida.
Al atravesar el agua noté como si se me clavaran miles de dagas afiladas en todo el cuerpo. Noté cómo me iba hundiendo en las profundidades. Estaba desorientada y no era capaz de discernir hacia dónde se encontraba la superficie. Pateé y moví los brazos desesperadamente. Me empezaba a quedar sin aire en los pulmones y el cerebro cada vez funcionaba más lentamente. Tenía todos los miembros aturdidos. El frío era insoportable. Todo mi cuerpo se retorcía y cada una de mis células agonizaba. Tarde o temprano tendría que dar una bocanada para aspirar toda aquella agua si no me quedaba inconsciente primero. ¿Pero por qué aquello no ocurría de una vez? Si tenía que morir ¿por qué no en aquel mismo instante? Rogué a Dios que me llevara con Él pero quizá era demasiado pronto.
Entonces cuando los ojos se me empezaron a cerrar, noté tus fuertes manos que me empujaban hacia la superficie. Me dejé llevar y me sumí en la inconsciencia. Sin embargo, pude oír cómo le gritabas a Fernando que me agarrara y me subiera al bote.
Después sólo oí el silencio.
Al día siguiente, me desperté y no reconocí aquel extraño lugar. Hacía mucho frío y empezaron a castañetearme los dientes. Recorrí el lugar con la mirada, y allí sentada encontré a mamá que había estado llorando toda la noche a juzgar por la hinchazón de sus ojos. Te llamé con todas mis fuerzas y sobresalté a mamá que se lanzó a mis brazos y comenzó a sollozar. Desde ese momento comprendí que te había perdido para siempre.
Y ya ves, aquí estoy hablando contigo como si nada hubiera pasado. Como si el tiempo se hubiera detenido en aquella hermosa mañana de invierno.”