domingo, 6 de marzo de 2011

Manifiesto de una loca.

El mundo está lleno de locos que se atreven a decir lo que otros ni siquiera conocen. Llámame loca entonces por decirte lo que a lo mejor no conoces. Insúltame por plantar ante tus ojos lo que no te has atrevido a leer hasta ahora. Hazme responsable de tu cambio. Como todos los locos creo que mi cometido es abrirte los ojos a mi realidad. Llamar tu atención. Usar las armas que tengo a mi alcance para atraparte. Seducirte. Convencerte. Despojarte de tanta mojigatería. Llamarte a la rebelión contra ti mismo. Cambiar tus reglas de juego. Romperte los esquemas. Destrozar tu vida ordenada. Hacerte estar a disgusto contigo mismo. Revolucionarte. Ponerte en continua sensación de peligro. En guardia. Alertar tus sentidos. Exigirte vivir plenamente. Hacerte llorar. Hacerte sentirte solo en tu propio mundo para que lo cambies. Para que dejes tanta puta mentira a un lado, tanta maldita corrupción, tanto egoísmo, que dejes de ser ese engendro que quieren que seas, que te rebeles contra la GRAN MENTIRA que hemos creado, para que me mires a los ojos y no te avergüences de tu propio reflejo débil y enfermizo, que se te salgan los intestinos cuando comes viendo el telediario como si fuera una película americana y engulles sin atender a los llantos de tus semejantes, que te escuezan las heridas que el tiempo te ha hecho, que te carcoma la conciencia cuando te gastes tu pequeña fortuna en trapos que sólo te hacen ridículo y retraigas la mano cuando te pide dinero el necesitado, porque te vistes como un payaso para interpretar un papel y luego te pudres por dentro, te ahogas con tanto maquillaje, no te reconoces. Vendes tu alma. ¿Qué es lo que quieres? ¿De verdad lo sabes? ¿De veras ves tu futuro como algo que merece la pena? ¿Por qué luchas? Dime, ¿qué te mueve a ser tan estúpido, tan arrogante, tan mezquino, tan cínico, tan tremendamente inhumano? Llámame loca, lanza improperios contra mí, enciérrame, emparédame, lapídame, échame a los leones, pégame un tiro en la nuca, dislócame el cuello, sácame los ojos, mutílame, rocíame con ácido, córtame la lengua, quémame, envenéname, tortúrame como has hecho a lo largo de la historia. Porque te duele tanto loco. Te da dolor de cabeza. Te parece que siempre habla de lo mismo y no son más que calumnias lo que dice. Tú prefieres tu mundo sin complicaciones, con tus privilegios a buen recaudo, tu capital encerrado en una cámara a tu plena disposición para comprarte mierdas de oro y lo demás te la suda. Das pena. Sigue limpiándote el culo con tu oro, tus riquezas, tu comodidad, tu ignorancia. Pero te diré que tienes el mismo final que todos, que ni tu oro ni tu rectitud moral, te van a salvar y cuando te lamentes en tu lecho de muerte de tanta tontería será demasiado tarde. Lejos queda el ritual de la momificación de los faraones con todas sus riquezas. Ya les has visto decrépitos, reducidos a pruebas de carbono catorce. Por ti no se removerán tierra, mar y aire por muchos bienes que atesores. No te confundas. No vivas en un error. Permítete el lujo de renunciar a una vida de cerdos. Atrévete a cultivar otro tipo de bienes, haz de este mundo lo que todos soñamos que sea. No dejes que el ser humano siga convertido en un animal de producción. No vivas en un craso error. Te lo debes. Nos lo debes a los locos. No permitas que se sigan malgastando vidas en la transmisión del mensaje. No permitas que suceda la tragedia. No llegues a ella.

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