domingo, 27 de marzo de 2011

A mis amigos.

Entrasteis en mi vida hace nada y ya es como si os conociera desde siempre. Ya nos pertenecemos. Ya mi vida es porque vosotros estais en ella. Cada uno a su manera me habeis obligado a una dependencia por vuestra compañía. Gracias!

martes, 22 de marzo de 2011

Preguntas.

¿Es posible que uno se canse de todo? ¿Es posible alcanzar la desesperación más absoluta? ¿Cuál es la profundidad del pozo en el que podemos caer? ¿Es posible contabilizar los pensamientos oscuros? ¿Podríamos cuantificar toda la energía negativa que podemos acumular? ¿En qué parte del cerebro se registran todas esas emociones, frustraciones, miedos, fobias, agresividad, pesimismo? ¿Cuánto podemos llegar a cambiar desde que somos niños hasta convertirnos en sombras? ¿En qué momento de nuestras vidas se trunca nuestro destino o estamos predestinados a ser monstruos infelices y depresivos? ¿Por qué unos caen y otros no? ¿Cuál es la razón de la felicidad? ¿Cómo se puede llegar a ella? Debe ser algo posible de alcanzar pero por qué no está al alcance de todos o por qué estamos tan ciegos como para no verla o por lo menos buscarla? ¿Los genes nos pueden llevaar a la autodestrucción? Si solo somos energía, si nos movemos y sentimos y recordamos gracias a la transmisión de señales eléctricas y químicas, si estamos cortados por el mismo patrón, si estamos hechos de la misma sustancia.., qué nos lleva a tales abismos? ¿Qué se encierra en la mente? ¿Acaso el subconsciente quiere vengarse de tantos años de represión? ¿Qué parte de nosotros nos domina? ¿Cómo podemos controlarlo, manejarlo? ¿Realmente podemos o es una lucha en vano puesto que es la propia mente la que se trata de estudiar a sí misma? ¿Puede el universo estudiarse a sí mismo y su complejidad? ¿Puede Dios querer saber qué es Dios? ¿Es aconsejable vivir bajo esa sensación de no poder controlar nada? ¿Es eso saber vivir? ¿Saber ser, existir?

domingo, 20 de marzo de 2011

Quisiera ser Pirata

Quisiera ser pirata y cantarle a la Luna, surcar los Siete Mares, sentir la brisa marina, conquistar tesoros, corazones y al llegar mi hora, hundirme.

sábado, 19 de marzo de 2011

A la Música.

Tengo tanto que agradecerte que no sé por dónde empezar. Quizá lo correcto y más coherente sea el principio, ¿te acuerdas de la primera vez que me atrapaste? Jugaste sucio, te hiciste hueco en mi vida cuando yo aún no tenía autonomía y no podía defenderme. Me bautizaste en tus aguas sin permiso. Me convertiste a tu religión y desde entonces te pertenezco. Soy tuya. Cuando me envuelves pierdo la razón, soy tu marioneta. Tú mueves mis hilos. Das sentido a mi vida. Vivo por ti. Me has enamorado, me has atrapado, has secuestrado mi alma y lo peor de todo es que no tengo remedio. Ya no hay cura. Nadie puede salvarme. Nadie puede ocupar tu lugar, el lugar que te pertenece por derecho o fuerza bruta. Hasta ahora has sido mi ángel pero ¿qué relación nos depara el futuro? ¿Amor, odio, ambas? Te propongo un trato: seguiré a tu lado si tú prometes no abandonarme nunca a mi suerte. Y te querré y te amaré por más que me cueste. Y te seguiré fielmente allá adonde me quieras llevar. Hasta el fin de mis días. Me verás ir como has visto ir a todos aquellos que te han vendido su alma, todos tus amantes. No me importa ser una más si es la única manera de estar contigo. Te quiero.

A ti papá. Felicidades.

Eres el ser más importante de mi existencia. Mi pilar. Mi modelo a seguir. Mi ideal. Mi ejemplo de lucha, sacrificio y amor. La meta de mi viaje. Soy tu versión mejorada. Siempre algo más, aunque no habría sido sin ti. Perdóname por no agradecértelo lo suficiente cada día. Gracias por recordarme dónde está mi hogar y tener siempre la puerta abierta. Sé que en estos momentos difíciles hemos perdido el rumbo pero te prometo que la poca fuerza que tenga la voy a poner en arreglarlo y darte la vida que mereces.

Vida.

Toda una vida para vivir. Se me antoja regalo difícil de igualar. No hay bien más preciado. El don más sagrado. La creación perfecta. Una idea genial. El plan definitivo. Un conjunto armonioso y silencioso perfectamente coordinado desde el inicio que se va haciendo poco a poco. Demasiado que agradecer. Demasiado que llorar cuando se va o desaparece cruelmente de la faz de la tierra, adonde pertenece por definición, por derecho.

La sombra del amor.

La sombra del amor es alargada. Es espina. Agujero negro. Un vacío irremediable. Un acorde disonante. Una melodía inacabada. Sabor amargo puntilloso, corrosivo. Hiedra que te atrapa. VIento que arrecia. Huracán que te envuelve. Fuego abrasador. Puñal de hielo. Pintura negra. Rémora del corazón.

La mecánica de mi corazón.

Dentro de mí ha fallado la mecánica de mi corazón. La misma que yo creía indestructible, la misma cuyas piezas tanto tiempo me había llevado encajar correctamente para que todo fuera bien. ¿Qué pude hacer mal? Engrasé los mecanismos día a día, lo mimé, lo alimenté, enseñé a otros a cuidar de él, lo guardé bajo llave todas las noches con el único propósito de que nadie pudiera herir mi frágil, voluble corazón, y sin embargo, algo ha logrado burlar las barreras y resquebrajarlo sin piedad. Ahora sangra irremediablemente y el latido es cada vez más débil. Necesito encontrar el fallo del mecanismo y arreglarlo o de lo contrario moriré. Necesito encontrar a quien lo pueda arreglar antes de que sea demasiado tarde.

La madurez del pensamiento.

Es algo curioso observar cómo vamos cambiando. El tiempo y las experiencias nos moldean. Te miras al espejo y no puedes evitar pensar el poco tiempo que te queda para todo y cómo tu cuerpo te va dando muestras de ir agotando su energía. Es curioso analizar no sólo el cambio físico, sino también el psíquico. Lo oímos muchas veces cuando un artista habla de su nuevo trabajo "más maduro que nunca", en el que se define mucho más su crecimiento personal. Al analizar tu vida retrospectivamente, lo que has vivido, cómo te has enfrentado a ello, te das cuenta de que desde tu nueva posición posiblemente te enfrentarías o lo encauzarías todo de otra manera, no le darías la misma importancia.

Comenzamos a andar inexpertos por la vida, felices, radicalmente inocentes, abiertos a todo, curiosos, incautos, enamorados... Pero, a medida que la vida nos cierra puertas o nos amputa las alas, se va adhiriendo a nuestras neuronas una capa de una sustancia oscura difícil de disolver, que va creciendo, enraizándose y diseminándose por nuestro ser doblegándolo, domesticándolo, convirtiéndonos en seres oscuros, en definitiva, hombres y mujeres grises. Los mismos que perseguían a Momo por creerla un peligro potencial para su banco de tiempo. Sin embargo, es parte de la vida. Es la estrategia que nos permite sobrevivir, enseñar, prevenir, aconsejar a otros, crear y cuidarnos a nosotros mismos de los peligros que nos acechan. Pero también es un monstruo que puede despojarte de tu propia voluntad, que puede pactar suciamente por tu alma, sin darte sosiego, que te viste de anciano cascarrabias a los ojos de los demás.

Sé prudente, cambia, madura, pero consérvate, no te vendas, no te rindas.

jueves, 10 de marzo de 2011

A mi hermana.

La veo ahí dormidita y pienso en el tiempo que hemos pasado juntas, lo que hemos vivido, tantas experiencias, tantos momentos, lo que hemos significado la una para la otra. Somos uña y carne. Una unión estrecha. Algo infinito en el tiempo. Árbol y raíces. Río y meandro. Circo y nieve. Una coexistencia. Simbiosis.

TE QUIERO.

Aborto.

Hoy lo he perdido todo. Aquello en lo que había puesto toda mi ilusión, mi energía, mi vida, ha desaparecido. Se ha ido. No sé reaccionar. De repente me siento vacía. Algo en mí ha fallado. Una parte de mí ya no será nunca más. Lo siento tanto. Pero no sé a quién llorar. Cruel destino que te llevas de mi lado mi bien más preciado. LLevo mis manos a mi vientre queriendo recuperar lo que ya no volverá, recordando ese tiempo maravilloso en el que tuve a mi hijo dentro de mí.

Condesa de sangre.

Bathory era su apellido y su maldición. Mujer de alta alcurnia y reservada belleza, lo quería todo. Hizo llamar a una sirvienta a su habitación y con ojos viciosos la deseó. Tal desenfreno la superó y en un intento de herirla gravemente, cogió las tijeras clavándolas en el vientre de la muchacha. La sangre chorreó a borbotones y lejos de repugnarla, la condesa hundió la cara en la herida y lamió la sangre. Desquiciada por aquel poder que la inundaba y la creencia de que la sangre de la muchacha la rejuvenecería siguió hiriendo la piel de la joven haciendo brotar la sangre. Cuando la sirvienta hubo perdido la consciencia, la condesa la arrastró haacia su baño y la desangró por completo. Ceremoniosamente, como si fuera un ritual sagrado, se desnudó y se introdujo en el baño de sangre y fluidos. Entrar en contacto con aquellas sustancias la llevó al éxtasis, como si de un orgasmo se tratara.

Muchas fueron las jóvenes que sufrieron torturas similares. La condesa, una vez descubiertas sus prácticas repugnantes y diabólicas, fue emparedada en su propia habitación. La leyenda cuenta que agonizó perseguida por los fantasmas de todas sus sirvientas maltratadas.

Corto pero intenso.

Bailamos en la noche, hacemos de la habitación nuestra pista de baile. Te beso, me besas. Te acaricio, me arrastras a la cama...

Erótico. Húmedo. Salvaje.

Esperó a que la noche la envolviera en tinieblas. Se hallaba sola en la habitación, su cuerpo desnudo, su corazón palpitante. Con la mano recorrió su piel con la dulzura del que se ama. Rodeó sus pechos, encontró su ombligo, su vientre.., oleadas de espasmos la recorrían entera, frotaba sus ingles con movimientos pausados.., siguió acariciándose llevada por el deseo. Algo le decía que no siguiera, quizá tantos años de opresión y sometimiento, el miedo, el pecado, el pudor. La sensación de libertad que le daba la oscuridad era una auténtica válvula de escape a una vida monótona, sin aspiraciones. Su respiración se agitaba. Por fin llegó a esa zona prohibida que había descubierto años atrás y guardado como un tesoro. Raras veces había recurrido a la masturbación pero una secreta sed de rebeldía se había apoderado de ella. Comenzó a moverse lentamente saboreando cada sensación, cada jadeo, cada gemido... Estaba a salvo, en un lugar al que solo ella podía acceder. Se amaba más de lo que ningún hombre la había amado. Su mente la alejaba del ruido, la abrazaba y susurraba palabras de deseo que nunca antes había oído. La frecuencia de su respiración se aceleraba, cada vez más intensa, abría la boca dejando escapar los gemidos, su cuerpo se retorcía bajo las sábanas, su espalda se arqueaba, sus piernas necesitaban abrirse más y más. Se entragaba totalmente a la invisibilidad de un miembro que se hacía físico en su mente. Abandonada, desprovista de toda autonomía sabía que no había forma de parar. Se preparó para ese momento gozoso, intenso, sublime, ínfimo.., la mente en blanco, sonrisa en los labios, incipientes lágrimas de felicidad. Lo había hecho. Nada ni nadie se lo había impedido. Había sido libre por un momento.

domingo, 6 de marzo de 2011

Alzheimer.

Cuando la veo con la mirada ausente comiendo pipas sin parecer importarle nada lo que ocurre a su alrededor, cuando no sabe dónde colocar el servilletero en su propia casa, cuando no es consciente de la muerte de su propia hermana, cuando llora porque mi tía se va, cuando la pregunto por lo que ha comido y recurre a una ingeniosa respuesta.., sé que parte de ella se ha ido ya y no volverá. Su esencia de mujer fuerte, orgullosa, independiente se manifiesta de vez en cuando pero ya no es lo que era. Ahora mi abuela es una mujer sana pero sin recuerdos. La enfermedad se los ha borrado de un plumazo. Como consolación le ha permitido conservar los de su más tierna infancia que parecen grabados a fuego. Sólo cuando recurre a ellos recobra su carácter. Sin embargo, sus últimos años no serán más que olvido. El ser humano vive experiencias para poder recordarlas alguna vez, pero ¿qué pasa si no puedes acceder a tus propios recuerdos? ¿Qué clase de castigo es ése? ¿Este es el precio que hay que pagar por una vida longeva? Éste es otro de los motivos por los que escribo todo lo que puedo, todo lo que vivo. Quizá algún día tenga que recurrir a mis diarios para evitar que la sombra de la enfermedad motive a mis descendientes a sufrir y escribir lo mismo que sufro y escribo yo ahora.

Dime qué sientes.

Dime qué sientes cuándo te miras en mis ojos. Dime qué sientes cuando te miro. Porque cuando me lanzo al oscuro vacío, al pozo sin fondo de tus pupilas me siento desnuda. Siento tantas emociones a la vez... Te quiero, te odio, te necesito... Me asusta que salga tanto de ti. Me asusta porque no lo puedo controlar. No me puedo controlar. No sabes el peligro que corres cuando te aventuras a estar a solas conmigo. Te prevengo por amistad pero en lo más profundo deseo que caigas.

El chip de la felicidad.

Una mañana una profesora me dijo que no tuviera tan altas expectativas ni de la vida ni de mí misma. ¿De verdad fue capaz de ver entonces el abismo por el que he atravesado al darme cuenta de la repercusión de sus palabras? ¿Quiso prevenirme de la infelicidad continua? ¿Quiso evitar el halo de tristeza que no abandona mi mirada desde entonces? ¿Quiso alertarme del problema que supone la ilusión desmedida por un mundo mejor? ¿Quiso darme a entender que la sombra de la enfermedad y la muerte siempre nos acecha extrayendo cada gota de nuestra energía y que no podemos hacer nada para evitarlo? Me pregunto si es cosa natural el que, con el paso del tiempo, con la edad y la experiencia, el ser humano se doblegue ante el poder, la muerte, las injusticias y las normas establecidas. Me pregunto si la lucha individual por la felicidad no puede extenderse a toda la Humanidad en pos de conseguir beneficios comunitarios. ¿Por qué nos dejamos vencer tan pronto? ¿Acaso nos colocan al nacer y con duración de quince años el chip de la felicidad para luego desconectárnoslo de golpe y olvidarnos a merced de una suerte que en muy pequeña proporción depende de cada uno de nosotros? ¿Quién maneja los hilos? ¿Quién o qué nos conduce hacia la pasividad y la desilusión? ¿Por qué se nos acaban las pilas tan pronto? ¿Qué te ayuda a recuperar la energía cada día? ¿Qué te impulsa a seguir, a no desfallecer? Quizá sea la brevedad de la vida la misma que nos da estos batacazos sin pedirnos permiso y nos alienta con pequeños retazos de felicidad.

Manifiesto de una loca.

El mundo está lleno de locos que se atreven a decir lo que otros ni siquiera conocen. Llámame loca entonces por decirte lo que a lo mejor no conoces. Insúltame por plantar ante tus ojos lo que no te has atrevido a leer hasta ahora. Hazme responsable de tu cambio. Como todos los locos creo que mi cometido es abrirte los ojos a mi realidad. Llamar tu atención. Usar las armas que tengo a mi alcance para atraparte. Seducirte. Convencerte. Despojarte de tanta mojigatería. Llamarte a la rebelión contra ti mismo. Cambiar tus reglas de juego. Romperte los esquemas. Destrozar tu vida ordenada. Hacerte estar a disgusto contigo mismo. Revolucionarte. Ponerte en continua sensación de peligro. En guardia. Alertar tus sentidos. Exigirte vivir plenamente. Hacerte llorar. Hacerte sentirte solo en tu propio mundo para que lo cambies. Para que dejes tanta puta mentira a un lado, tanta maldita corrupción, tanto egoísmo, que dejes de ser ese engendro que quieren que seas, que te rebeles contra la GRAN MENTIRA que hemos creado, para que me mires a los ojos y no te avergüences de tu propio reflejo débil y enfermizo, que se te salgan los intestinos cuando comes viendo el telediario como si fuera una película americana y engulles sin atender a los llantos de tus semejantes, que te escuezan las heridas que el tiempo te ha hecho, que te carcoma la conciencia cuando te gastes tu pequeña fortuna en trapos que sólo te hacen ridículo y retraigas la mano cuando te pide dinero el necesitado, porque te vistes como un payaso para interpretar un papel y luego te pudres por dentro, te ahogas con tanto maquillaje, no te reconoces. Vendes tu alma. ¿Qué es lo que quieres? ¿De verdad lo sabes? ¿De veras ves tu futuro como algo que merece la pena? ¿Por qué luchas? Dime, ¿qué te mueve a ser tan estúpido, tan arrogante, tan mezquino, tan cínico, tan tremendamente inhumano? Llámame loca, lanza improperios contra mí, enciérrame, emparédame, lapídame, échame a los leones, pégame un tiro en la nuca, dislócame el cuello, sácame los ojos, mutílame, rocíame con ácido, córtame la lengua, quémame, envenéname, tortúrame como has hecho a lo largo de la historia. Porque te duele tanto loco. Te da dolor de cabeza. Te parece que siempre habla de lo mismo y no son más que calumnias lo que dice. Tú prefieres tu mundo sin complicaciones, con tus privilegios a buen recaudo, tu capital encerrado en una cámara a tu plena disposición para comprarte mierdas de oro y lo demás te la suda. Das pena. Sigue limpiándote el culo con tu oro, tus riquezas, tu comodidad, tu ignorancia. Pero te diré que tienes el mismo final que todos, que ni tu oro ni tu rectitud moral, te van a salvar y cuando te lamentes en tu lecho de muerte de tanta tontería será demasiado tarde. Lejos queda el ritual de la momificación de los faraones con todas sus riquezas. Ya les has visto decrépitos, reducidos a pruebas de carbono catorce. Por ti no se removerán tierra, mar y aire por muchos bienes que atesores. No te confundas. No vivas en un error. Permítete el lujo de renunciar a una vida de cerdos. Atrévete a cultivar otro tipo de bienes, haz de este mundo lo que todos soñamos que sea. No dejes que el ser humano siga convertido en un animal de producción. No vivas en un craso error. Te lo debes. Nos lo debes a los locos. No permitas que se sigan malgastando vidas en la transmisión del mensaje. No permitas que suceda la tragedia. No llegues a ella.

Desnuda tu alma. Sé diferente.

Cuando uno decide convertirse en escritor (no entraré en el debate de si escritor se nace o se hace porque para mí es una forma de vida que por instinto y necesidad quieres desarrollar) bebe de las fuentes, de la historia, de las experiencias de los que ya han probado la maravillosa droga de la palabra escrita, del día a día, de su propia experiencia, de su bagaje espiritual... Los maestros te invitan a abrir los ojos, a mirar el mundo como solo lo sabe observar el escritor, cronista e inventor al tiempo.

Entonces ocurre lo maravilloso: RENACES. Te enfrentas al mundo desnudo con las ganas de desentrañar sus secretos y revelárselos a tus semejantes, sin miedo. De repente ganas visión. Ganas altura. Te elevas, agudizas los sentidos, te transformas en una criatura pura, inocente, incorrupta, la esencia humana te acompaña, dejas de ser lo que eres todos los días para ser algo más, lo que verdaderamente eres y nadie ve porque lo hemos olvidado. La sociedad que hemos creado con el tiempo no es la que por naturaleza nos corresponde porque nos despoja de todo lo que hace grande al ser humano. Pero qué fácil es sucumbir ante ella y sus múltiples premios que nos hacen olvidar la verdadera necesidad del ser humano. Ser.

Mirar a nuestro pasado más primitivo puede revelarnos verdades que hemos querido ocultar en pos de una vida llena de comodidades y placeres a corto plazo. Sal de ahí. Conviértete en el ser humano que eres. Desnuda tu alma. Sé diferente. Sé esa persona que camina por el mundo con la sencillez del que observa y vive porque para eso ha nacido. Sé árbol que crece al Sol, sé río que atraviesa montañas, sé pájaro que sobrevuela la tierra. Mira con ojos diferentes. No vuelvas la vista atrás ante lo que es tu propia realidad. Conócelo todo, empatiza con tus semejantes, reconócete el derecho de ser tú. No sucumbas. Tienes energía de sobra para salir del pozo de la ignorancia. No te conviertas en ceniza, sé ave fénix. Sé viveza, energía, pureza, alma, esplendor.

Desde mi humilde opinión te invito a que renazcas, a que aprendas a mirar el mundo de otra manera, escríbelo y ámalo. No temas desnudar tu alma, limpiar tu mirada, observar con la paciencia del ser que es naturaleza, gánale la batalla a los miedos de una vida limitada, unos sentidos limitados, sé más, puedes serlo. Lo eres.

6 de marzo. Renovadas energías.

Hoy 6 de marzo, me han despertado los haces de luz y al desperezarme me han inundado la mente nuevas ideas, nuevos propósitos, nuevas historias que contar... Sin más dilación, después del desayuno en familia las ganas de escribir se han apoderado de mí y he comenzado a teclear fugazmente mis primeras palabras del día. Es una sensación extraña, como si acabara de nacer y tuviera que esforzarme por lanzar al aire un primer sonido articulado ante las caras expectantes de mis padres. Poco a poco las ideas adquieren un cuerpo en mi mente, les voy ganando el terreno, no se me van a resistir porque sé que están ahí y lo único que tengo que hacer es dejarlas salir. Ellas mismas se van abriendo paso casi sin dificultad. Es realmente excitante el proceso. Comienzas de cero pero es inevitable avanzar, conseguir metas. Es el reflejo del constante espíritu de superación. Con las energías renovadas prometo alcanzar los sueños por los que navego cada noche.

sábado, 5 de marzo de 2011

A un amor por venir.

No sé dónde estás, si te tengo delante o estás a años luz. Sólo sé que ya te quiero. Y es un amor que viaja en el tiempo, que te quiere encontrar, que te quiere hacer pasado, presente y futuro. Pienso en ti a todas horas y no sé siquiera qué aspecto tienes ni si tú sientes lo mismo, si me buscas como yo te busco a ti, en silencio. Ahora eres amor en potencia y quiero que llegue el día en el que te hagas realidad. Sé que ese día se acerca inexorable. Créeme que lo ansío, que deseo que irrumpas con fuerza en mi vida y encontrarte en mi camino y agradecerte a Dios como agradezco mi propia vida cada día. Quiero que sepas que te espero y que siempre te estaré agradecida porque te lo deberé todo. Perdóname si estoy ciega y no te veo. Haz todo lo posible por sacarme de mi error. Te quiero, siempre te he querido y siempre te querré.

A ti lector.

Sé que estás ahí, leyendo ávidamente mis palabras. Bebiendo de ellas como si fuera el primer calostro de tu corta existencia. La intuición te arrastra a ellas porque te dan la vida. Las necesitas porque te calman, te sacian, te alivian. Esperas mucho de ellas. Lo esperas todo. Tienes mono como lo tengo yo. Necesitas tu dosis diaria. Es lo único que te permite ese momento de íntima unión a lo más profundo de tu ser, a tus deseos, tus fantasías, tus necesidades, tus frustraciones... Y de algún modo también te une a mí. No nos conocemos ¿o quizá sí? Es probable que lleguemos a conocernos demasiado, que conectemos demasiado por ese fortísimo lazo que crean las palabras que hablan por nosotros, que dicen lo que no nos atrevemos a decir. Están por encima de lo físico, no tienen ataduras. Son libres, como tú y yo en este mismo instante. Sólo tú decides cuán fuerte puede ser esa íntima unión. Tú y sólo tú decides en qué momento me dejas entrar en tu vida. Sólo tú puedes poner fin a nuestro momento. Esta mágica unión es lo más parecido que hay al amor. No hay interés, tan sólo un espacio y un tiempo compartidos. Por eso yo también necesito de ti. Estoy enamorada de ti. Saber que estás en algún sitio sintiendo lo que yo siento me calma porque escribo para ti, por ti, porque sé que tú me leerás. En algún momento te acordarás de mí y volverás a mis palabras, porque son nuestras. Ya no sólo son mías. No sólo las siento yo, sino que son de los dos. Tuyas y mías. Te doy mi vida, cada segundo de mi tiempo es para ti. Mi intimidad es tuya. Tómala como un regalo desinteresado. Consérvalo en tu memoria y cúrate las heridas con cada palabra. Recuérdame y llévame siempre contigo. Te quiero.