martes, 30 de julio de 2013

Lo artístico del dolor.

También se le llama creatividad paradójica a ese bombardeo artístico inagotable que brota de los individuos más creativos en los momentos más dolorosos de su vida o tras un período de recuperación. Y es que, por raro o inexplicable que parezca, el dolor es un estímulo positivo para que el individuo que lo sepa utilizar se introduzca en lo más íntimo de su ser sin bloquearse, sin censurarse por el miedo de experimentar mentalmente todos los sentimientos que esa experiencia dolorosa le ha producido, le ha impulsado a sentir y explore los rincones vírgenes de su imaginación con una fuerza titánica extrayendo de ellos la belleza artística y vital que permanece imperturbable y que incluso se magnifica al valorarla por encima de lo negativo.
El dolor abre así las puertas de la imaginación al querer el individuo escapar de él a toda costa. Es un camino arriesgado para el artista pero también es una vía de escape ante la cruda realidad y una fuente de inspiración que de no haber pasado por ello no abriría puertas a las ideas ocultas que al salir aliviarán al individuo sufriente casi de forma más potente y eficaz que los tan aclamados fármacos y las terapias.
Nadie puede escapar del dolor, pero sí puede sacarle el máximo partido desentrañando lo que para esa persona significa y lo que le lleva a sentir. Sólo de esa manera podremos sobrellevar la angustia individual que reside en cada uno y llegaremos a conocernos mejor. Es lo que tiene lo artístico del dolor.

lunes, 29 de julio de 2013

Busco a mi Norte, ¿alguien lo ha visto?

Hoy he andado sin dirección, sin voluntad propia, como movida por los hilos que sujetan las articuladas extremidades de madera de una marioneta, suspirando, sollozando, como alma en pena que vaga por este mundo sin saber con qué objeto. Porque he perdido el Norte. Mi Norte. Ése que me impulsaba a saltar del colchón cada mañana. Ése que fijaba mi mirada en el objetivo y me empujaba hacia la meta aunque se me llenaran los pies de insufribles ampollas. El mismo que plantaba ya al alba una sonrisa en mi cara. Ése sí ése. Pues lo he perdido.

He pegado carteles de "SE BUSCA NORTE" por todas partes, en farolas, marquesinas de autobús, más farolas, más marquesinas, en el metro, en las puertas de las casas... Y nada. Nadie lo ha visto. Ni una sola llamada con la buena nueva de la reaparición de mi querido Norte. No sabía qué hacer. Así que en un último y desesperado intento he subido al Faro. Dicen que no hay nada que pueda esconderse de su luz. Así que desde allí lo he buscado escudriñando compulsivamente la fina línea del horizonte. A mi Norte. Ése que he perdido ¡maldita sea!

Derrotada he vuelto a casa y sin probar bocado de los frios restos de la cena me he metido en la cama esperando encontrarlo a mi lado al despertar.

jueves, 25 de julio de 2013

El Cazaideasalvuelo 3000.

Qué afortunada soy de pasar desapercibida por aquí... ¡Mira, algo bueno tenían que tener las tecnologías absorbentes! Gracias a móviles, PDAs.., y toda suerte de cachivaches de última generación los viajeros van de un lado a otro con las narices incrustadas en las pantallas sin prestar la más mínima atención a lo que ocurre a su alrededor.

Gracias a su ensimismamiento no me delatan ni mis pronunciadas ojeras de rastreadora sin tregua ni mi querido artefacto: el Cazaideasalvuelo 3000.

Y es que últimamente no paro de buscar hasta en los rincones más inhóspitos e insospechados ideas sabrosas que plasmar en este diario. Parece que vivo para ello. ¡He encontrado mi verdadera vocación! Por fin sé lo que quiero: perderme en lo que nadie repara, en las ideas que andan erráticamente por este mundo y sacarles el máximo jugo.

Desgraciadamente estos tiempos no son temporada de caza. No hay muchas ideas puestas en libertad que vuelen a sus anchas por estos lares. Es justo por eso por lo que he de salir a buscarlas. Y por eso mismo me recorro las líneas del metro con el Cazaideasalvuelo 3000 en busca de alguna que haya decidido migrar por el subterráneo y refugiarse en sus conductos del calor infernal que abrasa la superficie. Muchas ideas podrían achicharrarse en plena avenida o ponerse en punto de ebullición en cualquier esquina.

Hasta ahora no he encontrado más que algunos ejemplares flacuchos que me dejan silbando. Por eso he agudizado mis sentidos, puesto a punto el cazaideasalvuelo para no perder ripio. En estos momentos estoy a la caza de alguna buena que me sacie durante un tiempo al menos hasta que se cruce en mi camino la más suculenta de todas. Y entonces.., ¡zas!

martes, 23 de julio de 2013

Vete Peter, vete ya.

Hoy al despertar he encontrado a Peter a los pies de mi cama. Me miraba con esos ojos que tan bien conocen los Niños Perdidos. Unos ojos tan profundos como el tiempo y tan inocentes como los de un bebé. A penas me he podido contener y he roto a llorar en su presencia. Necesitaba hablar con él, aunque en su cara se dibujara un gran signo de interrogación. Él no podía entender lo que yo le pedía. Le pedía que se marchara, que dejara de invitarme a volar, que dejara de tirar de mi sombra y surcar con ella el universo hasta la segunda estrella a la derecha, que necesitaba que desapareciera de mi vida para siempre y que quedara como un recuerdo precioso en mi mente.

Os quiere, vuestra hija.

No lo soporto, de verdad que no. Les veo tan cansados, agotados, derrotados en el sofá tras un duro día de trabajo... Mi mente parece no tener escrúpulos para con mi corazón y como si de un programa de ordenador se tratara, los avejenta pintándoles canas, arrugas y manchas. No soporto pensar en el inexorable paso del tiempo que hace mella en ellos más que en nadie y yo sin poder evitarlo acudo al esperpéntico espectáculo de la vida sin poder hacer nada para remediarlo salvo llorar a solas mientras tecleo penosamente cada palabra como si fuera una sentencia de muerte. No quiero ver cómo se marchitan. Es tan injusto que yo me esté acercando a la plenitud de la juventud y que ellos ya no puedan recuperarla.., que quisiera sacrificarla para que ellos vieran un segundo renacer.

Prometo desde aquí hacer todo lo posible para que vosotros viváis con tranquilidad y podais exprimir cada segundo de esta vida como mereceis, con alegría y optimismo.

Os quiere,

vuestra hija.

jueves, 18 de julio de 2013

Alegato por la libertad, mi libertad.

Me duele saber que otros me tachan de vaga, ilusa, loca, descarriada, (ejemplos tengo hasta decir basta) por perder mi tiempo cazando palabras, extraviándome en el empeño de conseguir algo que escribir cada mañana.
Me vence sentirme culpable, joven necia, por saberme privilegiada buscando describir una mirada, cuando según el mundo debería estar pendiente de avanzar hacia la nada.
Qué dura es esta vida en la que sólo se admiran las máquinas, en la que se han perdido las ganas. Las ganas de abstraerse de este burdo engaño confundiéndolo con negligencia, pereza y hasta pecado.
¿Qué delito tan grande he cometido? ¿qué pena le espera al que vive obnubilado?
He intentado apartarme del vicio de escribirlo todo en presente y en pasado, en primera persona y en tercera, aquí o en el papel de servilleta, pero no puedo señores por más que yo le dé vueltas.
No sé qué extraña enfermedad es ésta, sólo sé que estoy enferma, que pienso luego escribo, que escribo luego existo, que existo para esto.
¿Acaso no han tenido ustedes la oportunidad de decidir cómo vivir? ¿y hasta de vivir de lo que les gusta? A mí me gusta escribir y me da la vida, ¿por qué no puedo entonces soñar palabras, atraparlas y enseñarlas?
Así soy yo, joven descarriada, que sueña palabras para luego alumbrarlas. ¡Denme castigo divino si así lo estimaran!