viernes, 3 de mayo de 2019

Un poco más yo.

Apenas he cambiado. O quizá he cambiado tanto que soy otra. No sabría decir. El tiempo se ha llevado mucho de lo que fui. Ahora queda la base inamovible. Los cimientos. Y alguna que otra piedra puesta con acierto en la inestable estructura. Tampoco sabría decir si echo de menos aquello que fui. Ni si le añoro. Es posible que al mudar la piel se me hayan caído también su olor, sus besos. Sus promesas. He intentado entrar en esa camisa pero se me han robustecido cuerpo y mente y ya no me entra. Así que la he tirado sin muchos miramientos. Y también he engordado. Parece que respiro algo mejor, tengo el cabello más fuerte, hablo algo más alto y no siento esa opresión en el pecho. Río. Tengo menos pesadillas y más futuros en los que pensar. Y de ninguno es él el protagonista. Sé en mi fuero interno que no le importa. A mí tampoco. Y es perfecto. Es lo mejor que me podía pasar. Sigo pensando en él. Pero no es lo mismo. Ya no nos quedamos a solas en mi mente. Quizá le guste un poco más así, con mi ahora de estreno. Pero eso ya no me impresiona. No me condiciona. No es para él. Nunca lo fue. Es posible que ahora vaya algo más ligera de equipaje, es posible que vaya un poco más desnuda. Es posible que sea un poco más yo.