sábado, 19 de marzo de 2011
A la Música.
Tengo tanto que agradecerte que no sé por dónde empezar. Quizá lo correcto y más coherente sea el principio, ¿te acuerdas de la primera vez que me atrapaste? Jugaste sucio, te hiciste hueco en mi vida cuando yo aún no tenía autonomía y no podía defenderme. Me bautizaste en tus aguas sin permiso. Me convertiste a tu religión y desde entonces te pertenezco. Soy tuya. Cuando me envuelves pierdo la razón, soy tu marioneta. Tú mueves mis hilos. Das sentido a mi vida. Vivo por ti. Me has enamorado, me has atrapado, has secuestrado mi alma y lo peor de todo es que no tengo remedio. Ya no hay cura. Nadie puede salvarme. Nadie puede ocupar tu lugar, el lugar que te pertenece por derecho o fuerza bruta. Hasta ahora has sido mi ángel pero ¿qué relación nos depara el futuro? ¿Amor, odio, ambas? Te propongo un trato: seguiré a tu lado si tú prometes no abandonarme nunca a mi suerte. Y te querré y te amaré por más que me cueste. Y te seguiré fielmente allá adonde me quieras llevar. Hasta el fin de mis días. Me verás ir como has visto ir a todos aquellos que te han vendido su alma, todos tus amantes. No me importa ser una más si es la única manera de estar contigo. Te quiero.
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