jueves, 19 de mayo de 2011
A las mujeres increíbles.
Porque siempre quise ser como ellas. Porque siempre han formado parte de mi vida dotándola de sentido, llenándome de orgullo. Porque son la base de la Civilización. Porque fueron adoradas en los tiempos primigenios, en los que aún no se había asentado la masculinidad de las religiones antropomórficas y antopocéntricas. Porque son el caldo de cultivo primitivo en el que nos cocemos todos los seres humanos. Porque sacan fuerzas de donde no hay para sacarse adelante a ellas y a los suyos. Porque piensan cosas maravillosas, porque lo hacen todo con sobresaliente, porque han conseguido llegar a donde se propusieron y aún no está todo ganado. A todas ellas. Su admiradora.
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