domingo, 12 de junio de 2011
Musa.
Musa ¡manifiéstate! Preséntate ante mí y dime cómo lo haces. Cómo consigues hacerme volar entre mis pensamientos para regalarme las palabras adecuadas en el mejor momento. Cuéntame cómo consigues visitarme en ese período inevitable antes del más profundo sueño que desata mi subconsciente dejándolo correr libre, sin ataduras, lanzando su peculiar voz al viento. Y por qué cuando tú no estás me marchito, no sé pensar, no sé vivir. ¿Qué encanto tienes? ¿qué magia genial haces en mí? Me transformas, me renuevas, das alas a mi pensamiento, lo haces libre, lo dignificas, lo dotas de sentido. Te siento cada vez que mis manos se deslizan por el teclado del piano, cada vez que mis dedos acarician las hojas de los libros, cada vez que canto, cada vez que sueño. Fabulosa evasión a ti te entrego mi vida entera. Tómala. Es tuya. Sigue creando.
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