martes, 14 de agosto de 2012

Es imaginarte y...

Es imaginarte y una lengua de fuego me quema las entrañas. Es imaginarte y el deseo más desesperado retumba dentro de mí, resquebrajándome, apoderándose de mi voluntad sin piedad. Es imaginarte y se me envenena la razón que me tortura. Es imaginarte y ver tu figura dando de comer veneno a mis pupilas. Es imaginarte y ser sacudida por mil rayos. ¿Dime entonces qué sería de mí si pudiera rozarte con la punta de mis dedos, si al más leve roce moriría de amor? ¿Dime que tormento me espera al probar el sabor de tu piel, de tus abrazos, tus besos? Es imaginarte y abandonarme al más dulce de todos los castigos.

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