miércoles, 7 de septiembre de 2011

Sin ti vuelvo a caer. A ti amigo mío.

Sin ti vuelvo a caer, vuelvo a sentir el peso de la realidad sobre mis hombros castigándome por no haber conseguido retenerte a mi lado, sin ti vuelvo a la nada, a la inexistencia, a mi estado primitivo, a mi desgana, a las preguntas sin respuesta, a las frías garras de la soledad, a la locura de mi pensamiento desatado, sin rumbo, al caminar errático por la vida sin tu mano amiga que me guía. Porque diste luz a la sombra, porque lo llenaste todo sin buscarlo, porque encontré en ti un báculo, una imperiosa necesidad de agarrarme a la vida, porque me has dado más paz de la que podía soñar, porque me cuidas, porque vivo en tu pensamiento, porque duermes aferrado a tu almohada, porque me has dado felicidad a pequeñas dosis diarias siempre acrecentando en mí las ganas de hablarte, de confiártelo todo, de tenerte en mi vida. Porque eres mi reciente descubrimiento, mi tesoro, mi refugio, porque siento la urgencia de cuidarte y hacerte feliz, porque te quiero amigo mío.

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