sábado, 4 de junio de 2011

Palabras a una olla a presión.

Pensareis... éstos que se dedican a escribir y a escribir piensan que cualquier cosa vale con tal de dejar salir unas cuantas palabras de su mente... Pues efectivamente, cualquier excusa es buena para rellenar espacios en blanco. Por eso, ahora que me encuentro vigilando a la olla a presión para que se hagan unas buenas judías verdes me ha parecido que era el momento más adecuado para comenzar a escribir.

Después de una noche llena de sueños y pesadillas (me he despertado súbitamente justo en el momento en el que, aprovechando el tumulto, una mujer misteriosa le clavaba en la boca una navaja al Barón de la levita y la perilla a lo Lincoln y después le obligaba a colocarse unas tenazas cargadas en las sienes...) He oído a mi padre pelearse con las judías verdes blandas que se le resistían al corte. Eso me ha devuelto a la realidad. Así que me he acercado a la cocina y adormilada todavía me he preparado el café escuchando a medias las instrucciones de "cómo usar la olla" de mi padre: "Y entonces cuando suban los dos anillos, ¿Ana me escuchas? ¿sabes lo que te digo de los anillos? la pones a fuego mínimo y esperas 10 minutos a diferencia del cocido que esperas 15 minutos, porque pierden vitaminas, ya lo dice Arguiñano, y entonces saldrá agüilla por aquí y por aquí también y por aquí.... bla bla bla".

Cuando después del sopor he empezado a comprender lo que me quería decir mi padre de no sé qué anillos ya estaba sola frente al peligro y aquel bicho ya empezaba a soltar vapor por la boquilla... Así que he puesto en orden las instrucciones en mi cabeza tratando de reconstruirlas de manera que pudiera tener sentido y no contradijera las leyes de la física. Y sin dudarlo, al verme un poco perdida he decidido hablarle a la olla. En ese mismo instante he pensado seriamente "ya está, lo he conseguido, he perdido la cabeza".

- Vamos bonita, llevas cinco minutos sin decir nada. ¿Cuándo vas a levantar los anillos? ¿Y ese ruidito que haces ahora? ¡Qué gracioso!Pareces Darth Vader cuando le ponen aquella escafandra con el respirador mítico que todos hemos imitado alguna vez. Aaaaaah, ¡mírate! ya aparece el primer anillo.., ¿lo estaré haciendo bien? Dime algo. Bien, tú sigue haciendo ese ruido que creo que lo he escuchado más veces. No hay nada que temer. Nada puede salir mal ¿no? Tú lo sabes hacer solita así que yo no voy a mirarte un ratito pero cuando vuelva a mirar quiero ver los dos anillos tal y como habíamos acordado ¿ok? Oh, ¡mira! Te ha salido otro anillo... ¡Uuhh! Eso significa que ya está ¿no? ¡Dos anillos! Ahora tengo que bajarte el fuego al mínimo que si no... Y ahora ¿quince minutos? ¿O eran diez? Bueno te dejo doce y medio y así compensamos.

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