- ¿Aún le amas verdad hermana?
Diana tenía la vista perdida, fijada en un punto en el horizonte por el que él había desaparecido hacía poco para no volver quizá jamás.
- Más que a nadie, más que al aire, más que a un sueño.
-¿Y aún con todo dejas que se vaya así, sin más? ¿Que se aleje, que te olvide?
Diana sabía lo que pretendía su hermana: hacerla entrar en razón e ir tras él y confiarle todo lo que sentía para lograr que se quedara a su lado. Sin embargo, Diana le amaba por encima de todo, incluso de su propio egoísmo. Por eso, quizá para terminar de convencerse dijo casi para sí misma.
- Solo así tendrá lo que quiere y será feliz. Yo le amaré en silencio, en la distancia, en cada momento.
- Deberías ir tras él, Di.
-¿Para qué? Nunca podré darle lo que anhela, ni ser quien quiere que sea. Nunca se fijó en mí, sino en aquellas jóvenes tan resultonas e indómitas, ¿por qué iba a hacerlo ahora que ha encontrado su camino? No, no seré yo quien le aparte de sus sueños. Hace tiempo decidí amarle hasta el fin de mis días como he hecho hasta ahora, sin importar que no sean para mí sus miradas, sus besos, sus caricias, sus te quiero...Le amaré sin condición, más allá del dolor de no tenerle, aceptando sus decisiones, sin ataduras ni egoísmos. Le amaré a cada instante y cada bocanada de aire que respire me llenará de vida para seguirle amando.
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