jueves, 6 de febrero de 2014
Yayo.
Yayo, qué de cosas pude contarte de mi vida para que las llevaras contigo eternamente, que no te conté. Qué de cosas pude haber hecho para que te fueras orgulloso de tu nieta mayor, que aún tengo por hacer. Qué de cosas te perderás de mi vida por no haberme dado yo la suficiente prisa como para que pudieras presenciarlas. Yayo, te debo tantas cosas... Gracias a ti sé lo que debo hacer. Te fuiste y nos dejaste perdidos, sin rumbo. Sin embargo, desbrozando de los recuerdos aún vivos tus consejos y tus sabias palabras estoy encontrando mi camino. Quizá me cueste un poco, ya sabes que soy trabajadora pero a mi ritmo, pero acabaré consiguiéndolo. Te lo prometo. Por ti lo haré. Por ti lo intentaré hasta la saciedad. Y en cada logro estarás tú y sé que tú me ayudarás a salir de cada fracaso y me alentarás para volverlo a intentar con la cabeza bien alta. Sé que ahora parte de ti está en mí y eso lo llevaré conmigo hasta el fin de mis días como el bien más preciado.
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