lunes, 24 de septiembre de 2012
S.O.S Soy una muñeca de trapo!
Aquí me encuentro vacía, mirando al infinito con un blues al final de los auriculares sin saber muy bien qué pensar o qué hacer. De repente me he quedado sin movimientos en esta partida de ajedrez que es la vida. Ya no me quedan más enroques. No más ases en la manga. No sé si es la melancolía de Norah Jones o la triste compañía de este portátil en la noche, pero no me vendría mal ahogar las penas en una botella de sangre de ágave. Podría llamarte pero me lo impiden cientos de razones. Podría decirte que nos dejáramos de tonterías y te fugaras conmigo como la letra de ese "Come away with me" pero también me lo impiden unas cuantas razones. Si no me sintiera como esa muñeca de trapo que desechamos tras darnos cuenta de que no vamos a jugar más con ella porque en el mercado hay otras muchas de plástico del bueno y melena impresionante, quizá volvería a la carga sin más vacilación que la de "¿qué me pongo hoy?", pero no me quedan fuerzas, no tengo ganas más que de llevar estos pantalones de pijama tan cómodos y este blusón que oculta todos los kilos que se han ido pegando a las caderas sin permiso alguno tras esas tacadas ansiosas de lo primero que hubiera en la nevera. Ya no queda esperanza, ya ni siquiera duermo por miedo a no querer despertar mañana. ¡Qué mierda ser yo! ¡Qué gran mierda! Y qué inteligente ponerme a escuchar blues en estas horas de delirio típicas de un despojillo humano que busca ahogar sus penas en unas tristes notas colocadas adrede para tintar el alma de gris...
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