Dicen que en durmiendo se nos pasa la vida
Y en durmiendo y soñando yo he llegado, sin remediarlo ya ven, a mocita.
Y no me quejo, señores, porque no me da la gana
Y en su cara tengo el valor de decir: No sin mi cama.
Y es que mi cama es un tesoro y sus sábanas gloria bendita
Aunque huelan a alcanfor y a naftalina de la fina
Pues a mi me quitan penas y me dan buenas alegrías.
Y aunque durmiendo se me consuman las horas,
No quiero que sea de otra forma como me halle la muerte, señora.
Total, en la misma posición he de acabar,
Pa´ criar malvas sin que me tenga por qué cansar,
Así.., si tumbadica me han de encontrar
¿por qué en vida me tengo yo que levantar?
¡Déjenme pues disfrutar de este goce supremo
que es dormir hasta no sentir bajo mi ser el frío suelo!
Déjenme planchar la oreja
Y pasarme el día sobando y también, por qué no, la noche entera.
Y a quien esto le moleste que arree,
pero que a mi, estando en sueño profundo o ligero, ni se me acerque,
que doy leches como panes,
aun estando en mi lecho de mullido colchón y fragancia de tiernos tulipanes.
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