jueves, 17 de abril de 2014

Sí señores, padezco incontinencia.

Querido lector ávido de nuevas experiencias y jugosas noticias:
si lee este artículo con el fin de reírse de mi problema absténgase, se lo ruego, de hacer comentarios inapropiados o hirientes. Sepa que si lo hago público es porque creo que mi curioso síndrome debería ser considerado una enfermedad de declaración obligatoria; por lo que aquí dejo mi testimonio por escrito para que lo sepa todo el mundo y se tomen las medidas pertinentes. Aún no se han hecho estudios, ni se ha determinado lo contagioso que puede llegar a ser por lo que agradecería, cuanto menos, cierta prudencia. Verá, resulta que apenas puedo contener estas ganas mías de escribir que se acentúan hasta volverse inaguantables a eso de la una y media de la madrugada, hora que han elegido las inoportunas musas para avivarme el intelecto. Por más que intento reprimirme y cerrar los pabellones auditivos ante las susurradas insinuaciones de las inspiradoras diosas del artisteo siento que me invade una nueva forma de incontinencia verbal aguda para la que no existe ni cura ni vacuna (y si existiera lo más probable sería que el Gobierno la bloqueara en un penoso intento de neodespotismo ignorante). Atienda querido amigo, siento que si fuera yo una olla a presión y el vapor millones de palabras bullendo en el interior, la válvula pitaría como anunciando una irremediable y ruidosa explosión. Un big bang en miniatura, para que usté me entienda. ¡Pobre de mí! Y pobres de los que les alcance la onda expansiva que no tendrán más remedio que leer pacientemente todo aquello que brote sin control ni censura al ritmo de mis dedillos bailongos e incontrolables en un rock and roll frenético sobre el teclado del ordenador al compás de mis ideas absurdas.
Así y con todo estimado lector, no se acerque mucho a mí por lo que pueda contagiarle. Por lo que sé, y si siente que padece alguno de estos síntomas, lo más recomendable y sensato es que acuda al médico de inmediato y le comente su caso. Quizá le orienten mejor que a mí.

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