Una lámpara con tulipa de tela y flecos, permanentemente encendida, combate la luz extraña, espectral, que escupe la tele estropeada. No consigo sintonizarla. Tampoco logro apagarla. Así que he desistido. Creo que quiere hacerme compañía. Sabe que a falta de una radio, ella puede llenar los silencios. Es más terca que yo y ya me he acostumbrado al tenue fulgor, al ruido blanco con el que me susurra. Ya no me molesta. Sus cansados destellos verdes descansan sobre el viejo sillón. Un teléfono de rueda que no da señal viste la columna, le llamo "el ahorcado". Algunos cuadros desperdigados por las paredes gastadas sin orden ni concierto ni simetría luchan contra la gravedad a duras penas. Así es.
Una habitación diáfana y sin embargo, todo se amontona en un solo lado. No me gusta ocuparle espacio al vacío. Tampoco necesito mucho más.
Algunos, las mentes despiertas y ordenadas, los buenos escritores, apuntan sus ideas en bonitas y manoseadas libretas tan pronto se les viene encima el pensamiento. Yo, que no soy nada de eso y que temo que el temporal arranque las hojas de mis manos, amontono ideas en este cuarto. Ideas que son muebles vetustos, rancios y estropeados. Muebles que corro cuando, sin saber por qué, me molesta verlos en el mismo lado. Como Sísifo empuja su roca así los muevo yo. Desesperada y obsesionada. Desesperanzada y compulsiva. Nunca me suele gustar el resultado. Sé que me haré vieja en este sitio.
Le prepararé otro sillón a mi alma. Creo que quiere mudarse aquí, a este trastero. Se debe sentir trasto viejo también. Yo le he dicho que ya vendrá, que no tiene necesidad de andar rondando desorientada por mi cuerpo hasta encontrarlo. Que ya le pasaré la dirección. Que aún es demasiado pronto y que puede pillar cualquier cosa por el camino. Y es que mi alma es una anciana elegante más cabezona que una mula, más dramática de lo que cabría esperar, hipocondríaca y cansina. Una pianista amargada con bastón, que fuma como una carretera y huele a lavanda rancia y a alcohol. Tendré que ventilar y ponerle una radio. Es mucho más vieja que yo y tenemos nuestros rifirrafes. Cuando llegue le pondré mis condiciones.
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