lunes, 26 de enero de 2015
Contando baldosas.
Hoy he llegado a una conclusión ¿maravillosa? No, nada tiene de especial y mucho menos de maravillosa. Más bien debería decir que he llegado a una conclusión normalucha, del montón, de ésas en las que no merece la pena reparar y mucho menos ponerse a pensar en ella y menos si cabe escribirla. Una conclusión extraña. Una más de las muchas que me rondan al finalizar un día insulso, un día sin brillo, sin nada mejor que contar. Y es que mirando el parquet del pasillo de mi casa esperando para entrar al cuarto de baño he tenido un flashback de los fuertes. Sí, sí, de los fuertes. De ésos que te dejan en shock y que si tienes cierta visión literaria intentas saborear pensando en la forma que vas a darle cuando lo escribas en el blog como si fuera lo más curioso y asombroso del mundo. Y es que por mi mente han pasado, como si se tratara de una película premortem, todos los suelos que he pisado en mi vida y he concluído que gran parte de mi existencia la he pasado contando baldosas. En eso sí que he salido a mi abuelo Marcelino. Ambos compartimos la extraña costumbre de caminar mirando al suelo. Otros miran al frente, como es lo suyo, cosa que no te da el típico aspecto de niña ausente, pero nosotros somos de ese género raro que mira al suelo porque teme tropezar con algo (cuando no lo hice choqué contra una farola) porque siempre hay algo que pueda hacerte tropezar o simplemente porque sí. Y yo además le he sumado a esa inservible costumbre el mirar al suelo cuando espero, no porque alrededor no hubiera nada interesante sino simplemente porque me gustaban las baldosas. He contado muchas en mi vida. ¿Habré llegado al millón? Fácilmente. Las he contado sin descanso en el colegio esperando a entrar en clase.., en el "otro colegio" esperando entrar a clase de piano.., en la facultad.., en la habitación del hospital evitando que me sobreviniera el sueño para poder cuidar de mi abuelo.., Y todo esto me ha llevado a la terrible sensación de haberme pasado las horas más jugosas de mi vida esperando. Siempre esperando.
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