lunes, 16 de septiembre de 2013
Que dure.
Hoy por fin le he visto contento y creo que sé cuál ha sido la causa: los aires nuevos. Está claro que necesitaba mucho este respiro de tanto aire viciado. De nuevo vuelve a ilusionarse con las cosas más pequeñas, vuelve a gritar Eureka! cuando descubre un nuevo sistema para rellenar los sudokus, habla con entusiasmo hasta de las cosas más efímeras. Vuelve a resurgir de sus cenizas después de haber ardido hasta casi consumirse. No puedo creerlo. Es el mejor regalo. Sólo espero que dure mañana.
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