lunes, 4 de febrero de 2013
Sirena en una bañera.
Sin quererlo ni beberlo me he convertido hoy en sirena en una bañera. Por más que intentaba nadar no hacía sino toparme una y otra vez con las paredes de loza de mi cubículo. Me asfixiaba esa horrenda sensación de falta de espacio, de ausencia de vías de escape. Necesitaba salir de ahí. El chapoteo distraído al que estaba acostumbrada mientras me perdía ensimismada en la inmensidad de mis propios pensamientos ya no me aliviaba. Quería poder explorar, aletear a mi antojo descubriendo cada rincón sin que los muros inquebrantables de aquella pecera de hierro me lo impidieran día tras día. Quería abrir una brecha aprovechando esa pequeña grieta, talón de Aquiles de aquel buque acorazado para poder escapar en busca de aquello que tanto ansiaba: mi libertad.
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