Hoy me he perdido en la inmensidad escarlata de una hoja de flor de Pascua. He trepado por sus ramitas para alcanzar la más alta cumbre y desde allí tirarme por el tobogán carmesí entre carcajadas y saltar las nervaduras como si de una carrera de obstáculos se tratara. Hoy he visto abrirse sus capullos de grana al sol de Adviento y al hacerlo mis pupilas se han vuelto de sangre. ¡Qué bonita es la Flor de Pascua que destella rojo como hace Marte!
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