Escribo esto sólo para ti. Sabes perfectamente que va para ti porque me conoces. Eres muy especial para mí y te quiero tanto que se me ha ido de las manos la situación. Ya te echo de menos pero he de intentar no hacernos daño. Se me ha hecho duro hoy, sabía que lo iba a ser, pero supongo que el tiempo lo curará o al menos procuraré poner de mi parte para evitar que se descarrile algo que no quiero terminar contigo. Te repito que me tienes para todo, siempre. Pero me duele ya hasta lo más mínimo y eso no es buena señal. Sólo es indicativo de que he vuelto a cometer un error y que no nos lo merecemos. No quiero complicarle la existencia a nadie y menos a ti. Sólo quiero que seas feliz y, si es posible, ser feliz yo también. Siento mucho haber llegado a este punto porque te echo en falta desde la despedida pero creo que va a ser lo mejor para no sufrir más por algo que me he vuelto a inventar en mi universo paralelo del mundo de yupi. No te preocupes por nada, estoy bien. Un poco vacía sin ti pero bien, o al menos tratando de convencerme de que esto es lo que hay que hacer y que ya vendrán tiempos mejores. No borro nada contigo ni borraré lo que venga. No he dejado de quererte ni lo dejaré de hacer,(hoy me he dado cuenta) pero aprenderé a que no me duelan ciertas cosas y por eso opto por la distancia. Quizá sea una equivocación, quizá no cumpla mi firme propósito de no aparecer porque ya deseo volver a ti. Pero bueno, quizá sea lo más sano relajar un poco el ritmo. No obstante quiero que sepas que no dejo de quererte pero ahora te querré sin hacer ruido, desde el silencio.
Te quiero mucho.
Tu Anita.
miércoles, 10 de octubre de 2012
martes, 9 de octubre de 2012
Y aún con tantas letras.
Llevo tiempo guardándome las palabras para así poder un día abrir de par en par las puertas y dejarlas salir en tropel, en estampida feroz sintiendo desde mis entrañas hasta la punta de los dedos miles de pisotadas furiosas en su explosivo recorrido hasta el papel virtual éste en el que escribo y al que van cincelando al clavársele en la blancura del espacio vacío. LLevo días alimentándome de sopas de letras para tenerlas todas dispuestas para encajar en el puzzle de sentimientos que me asolan desde los últimos tiempos. Y aún con tantas letras me cuesta explicarme, me cuesta poner letrero a tantas ideas, tantas sorpresas, tanta alegría, tanto dolor. Quizá deba probar a poner más silencios en mi vida. Silencio a todo. Quizá de esa manera logre encontrar las palabras adecuadas.
miércoles, 3 de octubre de 2012
¿Qué pasará?
¿Qué pasará cuando no tengamos nada más que decirnos? ¿Qué pasará cuando la emoción de las primeras veces contigo desaparezca? ¿Qué pasará cuando despertemos todas las mañanas juntos para afrontar un día corriente? ¿Qué pasará cuando la rutina nos envuelva los semblantes en una nebulosa de apatía? ¿Qué pasará cuando dejemos de vernos como nos vemos ahora? ¿Qué pasará cuando dejemos de tener tiempo para cuidar nuestro amor? ¿Qué pasará cuando el tiempo borre las sensaciones que nos dio en el pasado? ¿Qué pasará cuando nos apoltronemos en el sofá al final de una jornada agotadora sin dirigirnos a penas la mirada? ¿Qué pasará cuando el eco de nuestro amor eterno se disuelva frágil en las ráfagas de viento? ¿Qué pasará cuando dejes de trepar a mi balcón y yo de susurrar tu nombre en la noche? ¿Qué pasará cuando ya no queden más ganas? ¿Qué pasará cuando dejemos de grabar nuestros nombres entrelazados en las cortezas de los árboles y de pintarlos a cada paso que demos en la calle o en cada vagón de metro en que nos refugiemos de todo? ¿Qué pasará cuando dejemos de hacer lo posible por vernos y estar juntos? ¿Qué pasará cuando un paseo cogidos de la mano quede relegado a un hermoso recuerdo? ¿Qué pasará cuando dejes de tener tiempo para dibujar mi retrato de todas las formas posibles? ¿Qué pasará cuando dejemos de escribirnos? ¿Qué pasará cuando todo eso se acabe?
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