Hoy he visto caer mis sueños sin remedio. Hoy he visto cómo los pisoteaban contra el suelo y les cortaban esas preciosas alas que les coloqué con el cariño y el mimo necesarios para que volaran alto. Hoy los he hallado moribundos. Hoy he agonizado al verlos secos y marchitos, agujereados, disparados, desmenuzándose entre mis dedos. Hoy he muerto con ellos con la esperanza de resucitar en eso que los mayores llaman tiempos mejores.
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