Pase lo que pase que me queden la escritura y las ganas de escribir. No concibo una vida alejada de las palabras. Por más que intento alejarme, siempre vuelvo a ellas arrepentida, sumisa, dispuesta a entregarme en cuerpo y alma y a encontrarlas de entre el barullo que hay en mi mente para lanzarlas con frenesí sobre el papel. Pase lo que pase en este incierto vivir que no me fallen las palabras, que a fin de cuentas son mis más fieles compañeras.
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