jueves, 8 de agosto de 2013

Estimulante para nada.

No hay nada más frustrante que sentirse vacío.
Hay quienes encuentran estimulante empezar a escribir las páginas de un libro en blanco; sin embargo a mi me desquicia. Me da vértigo y me vuelve del revés. ¿Estimulante dicen? Estimulante para nada. De hecho, creo que tengo la mala fortuna de no hacer en mi vida otra cosa más que empezar libros sin terminarlos. Y quien dice libros dice empresas de cualquier naturaleza. Y creo que el problema está en que empiezo con la ilusión de una niña pequeña casi inconsciente y con una aparente titánica voluntad de hierro pero a mitad del camino no sé cómo pero me vacío. Sí sí. Como leéis. Así de simple. Vacía como las tetas de una prepuber. Y cuando siento ese vacío soy incapaz de reaccionar porque no hay nada dentro de mí. ¡Absolutamente nada! ¡Vacío! Y así me siento hoy. Como una ubre de una oveja en secado, como una uva pasa insulsa sin contenido: sólo pellejo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario