miércoles, 26 de junio de 2013

Extirpación imaginaria.

Igual que muere una mosca al arrancarle las alas o se mustia una flor sin el sol o agoniza un pez fuera del agua, así me pasaría a mí si me extirparan la imaginación. Me convertiría en un pájaro enjaulado, un aventurero enclaustrado, un lector sin libro, un músico sin instrumento, un niño sin su daimonion como diría P.Pullman, un corsario sin mar, un cuerpo sin más. Para mí no habría mayor tortura que ésa. Sólo perder de un plumazo los recuerdos de toda una vida sería comparable y bien sabe Dios que me abruma el simple hecho de pensarlo. Por eso doy gracias cada día de poder sentarme a pensar, divagar, perderme en extraños mundos, en sueños diurnos y escribir como alma que lleva el diablo, para en caso de extrema necesidad o en caso de extirpación imaginaria, volver sobre mis pasos y sentirme reconfortada con pequeños retales de lo que un día me permitió la vida.

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