lunes, 24 de septiembre de 2012

Cuando todo pierde el sentido.

Cuando todo pierde su sentido primigenio, no hay vuelta atrás. El tiempo se encarga de transformarlo en una maraña informe en el recuerdo y quien se adentra en las entrañas de semejante atrocidad tarda en salir del laberinto. Si es que logra hacerlo. Esa masa de recuerdos y tiempo pretérito envuelve al ser indefenso que se resguarda en ellos creyéndolos momentos mejores. Es la peor pesadilla de quien vive sin presente por temor a que también se convierta en pasado, del que se aferra a él dejándose arrastrar porque todo lo demás carece de sentido. Entonces, cuando el presente no se vive no hay retorno posible, ya nada es igual. No es vida.

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